domingo, 28 de diciembre de 2008

FAUSTO - Estanislao del Campo – Ilustraciones de Florencio Molina Campos

Creo además que el Fausto de Estanislao del Campo es generoso para una lectura colectiva. Todos más o menos sabemos la historia del gaucho conocido como “Pollo” que relata la función de teatro que vió con tanta gracia y confusión. Estanislao del Campo ha hecho una historia brillante con una hermosa aproximación al gaucho. Molina Campos ha sido maestro en reproducir la vida del gaucho con imágenes traídas en muchos casos de recuerdos de la niñez. Ambos fueron personas de ciudad pero con mucha afinidad por la vida de un personaje que en aquella época iba desapareciendo… mejor dicho, mas que desapareciendo fue convirtiéndose en peón. Las ilustraciones son realmente excelentes: vivas, alegres, trasparentes… Para finalizar cito una parte del prólogo:

La entrada de hoy remite más a la experiencia de la lectura que a la historia en sí. Este libro fue no solo un regalo sino además una hermosísima sorpresa. Habíamos ido a una muestra que se hizo sobre Molina Campos en el Museo Nacional de Bellas Artes de Argentina hace unos 2 años de la que salí más fascinada que antes con su obra. En una de las vitrinas había un ejemplar de la primera edición en la que nuestro artista ilustró la obra de Estanislao del Campo en 1941. Imagínense que se me había antojado fascinante leer el Fausto acompañado de ilustraciones que bien le caían al tema (lo debo haber dicho en voz alta) Y bueno, así me llegó de regalo de cumpleaños un librito de la edición especial de 1000 ejemplares -el mío es el 327 :)- que se publicó en el año 2003. 


Libro amplio de tapa gruesa y hojas generosas, que me recuerdan a las publicaciones de cuentos que leía cuando era niña porque me quedaban grandes por todos lados. Ese mismo verano (cumplo años en febrero) partimos de vacaciones para recorrer el norte argentino y decidimos llevar nuestro Fausto criollo para leerlo. Lo mas hermoso fue que lo leímos en voz alta, un rato cada uno, mientras mirábamos las ilustraciones. No sé ustedes, pero yo no recordaba la experiencia de la lectura colectiva: la forma en que cambian las percepciones, las distintas disposiciones de atención que se ponen sobre el texto cuando uno relata o escucha… La verdad, fue una experiencia genial. Si alguno se anima, lo invito a que intente una lectura de este tipo, compartida. Se perderán en las primeras páginas pero de a poco la historia te envuelve. 

“Con respecto a nuestro terma, fueron varias las opiniones que dieron algunos de sus críticos: Dice el doctor Julio César Raffo de la Reta: ‘en las ilustraciones del “Fausto” de Estanislao del campo, Molina Campos ha demostrado, como ningún otro artista que haya ilustrado el poema, que él se adentró en los personales, a tal punto que sus cuadros y dibujos los ha realizado según la mente de Laguna, que es el personaje que escucha el relato que su amigo Anastasio el Pollo, hace de la función teatral que ha presenciado’”.

Consejito I : lean el Fausto Criollo, es cortito pero la historia es buenísima. Consejito II: si pueden lean el Fausto Criollo con las Ilustraciones de Molina Campos Consejito III: tómense unos minutos para disfrutar de la obra y trayectoria de Molina Campos. Es sorprendente.

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domingo, 21 de diciembre de 2008

EL DERECHO DE SOÑAR – Gastón Bachelard

Este es un libro muy especial. Cuando comencé a escribir el blog se me acercó Mara (una compañera de facultad) y me dijo que ella adoraba un libro de Bachelard que hacía algo muy parecido a lo mío: hablaba de libros y cuadros. Resulta que su lectura le provocó conocer más acerca de esos autores, sus obras y producciones; y, en un acto de mucha generosidad me lo prestó para que lo leyera. Siempre digo que prestar libros es una acción valiente, porque uno quiere a sus libros y el contenido que les imprimió a través de su lectura. Además, cuanto mas delicioso le resulte al lector ¡más difícil es que vuelva! Justamente por entender esto es que trato de devolverlos a la brevedad sin que ello por supuesto me obligue a hacer una lectura apresurada. Como sea, ¡Mara el lunes o martes te lo devuelvo con mis comentarios en lápiz y las iniciales “AH”! J (Amo los libros que cargan en sus páginas no solo las palabras del autor sino la de los lectores… se hace tan rico…)
Pasemos ahora al libro en sí. Alguna vez leí una serie de artículos de Bachelard pero quedó ahí, en el olvido. Cuando tomé este libro no sabía muy bien cómo entenderlo. Bachelard fue un filósofo (http://es.wikipedia.org/wiki/Bachelard) que ha ejercido su influencia en pensadores posteriores, sobre todo en el ámbito que remite a la ciencia; de alguna manera este libro me sacaba de eso para entrar en sus preferencias y placeres acerca de la pintura, el gravado y la literatura. Por otro lado, El derecho de soñar, es posterior a su muerte y son una serie de textos compilados que como dice la nota de la edición en francés “No es seguro que hubiese aprobado nuestra elección ni estado de acuerdo con el orden que hemos puesto a la cabeza del volumen” porque entre otra cosas, aquí aparece más como un soñador, como un relator de lo que le provoca enfrentar determinadas obras antes que como un pensador.
El libro tiene tres partes, la primera se dedica a las artes. Aquí nos regala descripciones y sentimientos acerca de Chagal y sus láminas, las esculturas de Enri de Waroquier, los grabados de Flocon, entre otros. Este apartado es exquisito, no solo porque realmente provoca ver lo que él describió sino por la generosidad de sus reflexiones acerca de la estética y de cómo imprimen estos artistas arte en sus obras. Las reflexiones de Bachelard van más allá de la producción en sí, sino que despega a un sinfín de interpretaciones acerca del autor y del bien logrado resultado. Debo reconocer que el dato que más me atrapó se relaciona con que el autor conoce, habla, intercambia ideas y hasta pide obras a estos artistas. Es como describir un Van Gogh y charlar con el mismo Vincent acerca de cómo hace su tarea y de por qué nos provocó determinadas ideas / sensaciones / sueños. De esta primera instancia, me quedo por sobre todo con “El tratado del Buril de Albert Flocon”
La segunda parte, referida a literatura es un poco menos soñadora y más analítica. La cantidad de ideas disparadoras que despliega acerca de la literatura y la poética es abrumadora. Hacía tiempo que no me renovaba de ideas, que no buscaba palabras desconocidas en el diccionario, que no buscaba datos de escritores o corrientes literarias. Su primera producción refiere a mi amadísimo Balzac y su “Serafita”. Realmente me pareció reveladora su relación con Swedenborg y esta idea de las dos naturalezas del mismo ser. Realmente este capítulo merece ser leído y pensado. Ni siquiera es necesario haber pasado por la obra de Balzac. El análisis de la poesía de Paul Eluard me ha devuelto las ganas de volver a leer poesía, algo que tengo abandonado desde mi niñez. En fin, todos los capítulos de esta segunda parte desbordan de brillantez. Me quedo con todos, pero si debo elegir uno será la reflexión acerca de la crítica literaria de Jean Paulhan.

El tercer y último apartado se llama divagaciones. Y, no queriendo ser cruel con Bachelard entiendo la nota citada al principio de por qué no hubiese querido publicar estos artículos. Son mas bien pensamientos dispersos sobre ciertas temáticas: la radio, el espacio onírico, la máscara. En su mayoría están relacionados a cierta interpretación psicológica. Desde mi humildísima comprensión son más bien ideas sin desarrollar, algunas incluso me parecen desbordadas de puntos inconexos y no pensados en profundidad: me refiero sobre todo al capítulo sobre la máscara, donde desarrolla algunas ideas de Roland Khun y el análisis psicológico de la disimulación. A mi parecer es altamente discutible poner el travestismo, el engaño y la falsedad en un plano de máscara donde si se estudia “científicamente” aparecerían las máscaras que la gente pone en juego. Digamos que para mí se pierde el ser y no sé hasta qué punto la máscara es inherente a él, ¿por qué alguien que se trasviste posee una máscara? ¿No puede ser esta la revelación de su ser y no una disimulación? Bueno, hay mucho para cortar.
Finalmente me permito algunas sensaciones. Creo que Bachelard en este libro abre un camino, el camino de no solo describir sino de tomar obras de arte como disparadores de reflexiones muy personales. Más cercanas al placer de uno, a su voluntad de soñar que a una rigurosidad científica. La abundancia de su conocimiento y la humilde admiración que profesa por cada artista que nombra es destacable. Su lenguaje reflexivo y poético nos permite pasear por las hojas con un placer y una paz que pocos escritores provocan. En lo personal, fue una fiesta del pensamiento, un aliciente para el alma y una oportunidad de admirar a aquellos que provocan estas ganas de saber más.

“El grabado es el arte que, entre todos, no puede engañar. Es primitivo, prehistórico, prehumano. Y la concha grabó su manto en la inspiración de la sustancia de su piedra.(…) el grabado no se contempla, se reacciona, nos aporta imágenes de despertar. No es solo el ojo el que sigue los rasgos de la imagen, pues la imagen visual lleva asociada una imagen manual y esa imagen manual es la que verdaderamente despierta el ser activo en nosotros. Toda mano es conciencia de acción” Parte I, Materia y Mano, página 70.

“Fleurs de Tarbes plantea un problema que hasta ahora han pasado por alto los psicólogos estudiosos del lenguaje. Es el problema de la lengua castigada, del lenguaje vigilado, del lenguaje rectificado, del lenguaje al que se concede un valor literario. Esa valorización aun no había encontrado su filosofo, La crítica literaria que valora las obras jamás ha expuesto francamente su sistema de valores literarios” Parte II, Una psicología del lenguaje literario: Jean Paulhan, página 179

El Derecho de Soñar, G. Bachelard, Fondo de Cultura Económica, 1998 [1970]

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lunes, 8 de diciembre de 2008

BREVE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE LA ARGENTINA – Luis Alberto Romero

La verdad es que desde siempre me gustó leer historia y, fue una de esas otras tantas carreras que me hubiese gustado hacer. Recuerdo que de niña me colgaba de los libros de historia que tiene mi madre y me extasiaba tratando de armar una cronología sobre el antiguo Egipto. Como sea, hay cantidades de libros de historia rondando las bibliotecas de cada casa o cualquier librería; lo que me parece que no hay muchos es historiadores con tremenda eficacia simbólica al momento de escribir sobre la historia. Para mí, y estoy hablando en primerísima persona, Romero es uno ellos. Y con esto hablo de métodos y formas, mas no de miradas ideológicas.

Todos sabemos que la historia se estudia por procesos, todos sabemos que los distintos actores que confluyen en los hechos deben ser identificados, tanto como las dimensiones relacionadas a la economía, sociedad, política, cultura, etc. Sin embargo, lo que todos sabemos muy pocos los aplican.

Llegué a este libro buscando apoyo histórico para una sección de mi tesis relacionada a la universidad.
Si bien, ya había leído libros sobre historia de la universidad necesitaba afianzar y situar a esta institución en relación al contexto. El libro de Romero trata básicamente de la historia del último siglo de nuestro país. Comienza por 1916 con la asunción de Irigoyen y culmina, en la segunda edición que poseo, con los 10 años de menemismo. Como imaginarán hay mucho para leer y otro tanto para reflexionar. 

Desde ya no voy a hacer un repaso del libro porque es imposible pero sí quiero dejar en claro por qué me gusta leer a Romero y de qué hablaba al decir eficacia simbólica. El libro es de una lectura sencilla y, si bien se usa en estudios de historia, puede leerlo un amplio público. Romero es un autor que contempla todas las dimensiones, si habla de economía también habla de los intelectuales. A mi gusto, incluye como pocos el rol de los medios de comunicación cuyo papel no ha sido menor a lo largo de la historia. A su vez, tiene una redacción muy clara y se entiende a qué apunta en cada capítulo. No es para nada mezquino en incluir ciertas anécdotas ilustrativas que acompañan amenamente el devenir de los hechos y por sobre todo, es un autor que incluye su punto de vista. Su mirada está “en un punto y aparte”, bien clara e identificada. En ese sentido es mucho más sincero que otros. 

Su estilo, me resulta muy agradable, me parece muy similar a como escribe Eric Hobsbawm, uno de mis historiadores favoritos para leer (http://es.wikipedia.org/wiki/Eric_Hobsbawm ) Por otro lado, Romero trabaja con variadísimas fuentes y autores de distintas disciplinas, cosa que sinceramente he visto muy poco en otros libros, y que hace mucho más jugosa la exposición además de dar disparadores para ampliar cada hecho. 

Respecto de nuestra historia contemporánea en sí, quiero rescatar el planteo que hace Romero al comenzar este libro. Sus preguntas guías se basan en el lugar de Argentina en el mundo, que como imaginarán cambió bastante de 1916 al 2000. Otro punto es “las características, funciones e instrumentos que debe tener el Estado para garantizar lo público, regular y racionalizar la economía, asegurar la justicia y mejorar la equidad en la sociedad” (me permití citarlo directamente desde el prólogo porque está clarísimo), el tercer punto que tuvo en cuenta fue – y esto sí me parece fundamental- el rol de los intelectuales y la cultura en cada proceso- en términos de detectar pautas que permitan un pensamiento crítico, riguroso pero a la vez comprometido. Estos tres aspectos derivan en el rol de la política y sus armas para lograr una sociedad más democrática y justa. No es un planteo sencillo pero es interesante leer el libro a través de estos interrogantes. 

Por último, considero que es realmente necesario leer la historia: la nuestra, la del mundo, la de lo que nos rodea para permitirnos pensar con argumentos, tomar postulas centradas en los hechos y para –fundamentalmente- repensarnos a nosotros mismos como sujetos de esta sociedad. 

  “En 1967 los obispos del Tercer Mundo, encabezados por el brasileño Helder Camara, proclamaron su preocupación prioritaria por los pobres –reales, y no solo de espíritu-, así como la necesidad de comprometerse activamente en la reforma social y asumir las consecuencias de ese compromiso” [Cap. “Dependencia o Liberación, 1966-1976”: 179]
“En las grandes ciudades – sobre todo Buenos Aires y Rosario- la definición de identidades fue más compleja, el resultado menos unívoco, pero de consecuencias más espectaculares. Entre los sectores populares, la heterogeneidad cultural y lingüística fue superándose en la experiencia cotidiana de afrontar las duras condiciones de vida, que estimularon la cooperación y la constitución de todo tipo de asociaciones: mutuales, de resistencia, gremiales, en torno de las cuales la sociedad popular comenzó a tomar parte. Por otra parte, la convivencia permitía la espontánea integración de las tradiciones culturales y el surgimiento de formas híbridas pero de una vigorosa creatividad, como el tango, el sainete o el lunfardo, donde confluían los elementos criollos y los muy diversos aportados por la inmigración” [cap. “1916”:32] 
Breve Historia Contemporánea de la Argentina, Segunda Edición, José Luis Romero. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2007

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domingo, 30 de noviembre de 2008

EL HOMBRE MEDIOCRE – José Ingenieros

Recuerdo que al terminar de leer este libro me había parecido agotador; sentía que se había hecho muy largo, que sus frases y párrafos se estiraban en las hojas. Sin embargo, también sentí que haberlo leído fue uno de los mejores esfuerzos de lectura que hice. Es cierto que José Ingenieros analiza cada una de las variantes y formas de la mediocridad, y tristemente, estas parecen interminables; mas también es cierto que se aprende muchísimo. 
Hoy mismo, mientras tomaba el libro para escribir vi la cantidad de sentencias que subrayé, los cientos de comentarios que hice en sus bordes, la cantidad de signos de admiración y “excelentes” que marqué, y al repasarlo caí en la cuenta de cuánto me identifico con el pensamiento de Ingenieros en gran parte de este libro. "’Toda brega por un ideal es santa aunque sea ilusorio el resultado’. Esto leemos en una introducción a El hombre Mediocre, editado en 1917. Y si hay alguien que abusó de la utopía pero para llevarla al terreno práctico y para convertirla en herramienta del conocimiento, ese fue José Ingenieros" (Prologo Edición 2003 por Roberto Díaz). 
¿Qué es lo que trata de hacer nuestro autor en este libro? ¿Por qué alguien dedicaría su tiempo de definir la mediocridad? Lo hacía por una causa importantísima, ayudar a la juventud a forjar ideales, a desarrollar en forma autónoma su pensamiento, a tratar de dar lo mejor de sí, a evitar ser un simple reproductor del orden social, a pensar críticamente. La verdad, pensamiento crítico es de lo que menos vemos en este tiempo. Mas releo el libro, más actual lo siento. Párrafo seguido citaremos esta vigencia.

 “Hombre normal no sería sinónimo de hombre equilibrado, sino de Hombre Domesticado” “Producto de la costumbre, desprovisto de fantasía, ornado por todas las virtudes de la mediocridad, llevando una vida honesta gracias a la moderación de exigencias, perezoso en sus concepciones intelectuales, sobrellevando con paciencia conmovedora todo el fardo de prejuicios que heredó de sus antepasados” “Su rasgo característico, absolutamente inequívoco, es su deferencia por la opinión de los demás. No habla nunca; repite siempre. Juzga a los nombres como los oye juzgar” Y así podría reproducir casi todo el libro; el punto es, qué debemos evitar y qué deberíamos tratar de ser. Traje a colación las citas porque es algo que vemos a menudo. Esta falta de conciencia sobre las opiniones e ideas es llamativa; el problema no es acordar en una idea sino saber porqué nos parece buena, de donde viene, cual es su trasfondo histórico y a qué intereses sirve. Es fácil reproducir lo que dice un amigo que admiramos, nuestro abuelo o madre pero antes de vociferarlo a los cuatro vientos nada más sano que chequearlo para ver si realmente es “tan así”.

Metiendo un poco de historia personal: la mejor enseñanza de mi madre fue enviarme a los libros: desde chica incluso, cuando le preguntaba por el significado de algo me mandaba al diccionario y luego, si no entendía ella me lo explicaba. Pero jamás me dio nada de primera mano, antes estaban las fuentes para investigar. En este libro, José Ingenieros hizo una especie de retrato universal y atemporal, es una foto que puede reproducirse en todas las épocas, es como la obra de Balzac pero focalizada en un punto trascendental. De alguna manera, él nos apunta cómo ser mejores pero en términos sociales. En este sentido hay una apuesta al crecimiento individual para conformar una mejor sociedad: “el buen sentido es individual, siempre innovador y libertario” versa para concluir “No concebimos el perfeccionamiento social como un producto de la uniformidad de todos los individuos, sino como la combinación armónica de originalidades incesantemente multiplicadas”. 

Creo que este libro, no solo merece el esfuerzo de lectura por su interesante análisis sino que finalmente uno se siente reconfortado, con ganas de ser mejor, de ser más sabio pero a la vez más humilde, de abandonar la testarudez y entrar en el mundo de la comprensión y del respeto, de querer crecer sin perder de vista el horizonte: y ese horizonte no es precisamente el billete en mi bolsillo sino la vida digna para todos los integrantes de la sociedad. 

Mientras más hombres mediocres existan peor viviremos en nuestra sociedad. Ahora desafío a cada uno de ustedes a que piense en una frase, en una de esas verdades que circulan por el imaginario social cual verdad ancestral y que la cuestionen, que la investiguen, que entienden por qué es así o porqué no es así, para sacar sus propias conclusiones. Les paso algunos ejemplos: “No se mete con nada ni con nadie, es un tipo bueno”, “En el ’76 había una guerra en el país, por eso actuaron los militares”, “Son pobres pero la villa está llena de antenas de Directv”, “Si son pobres ¿para qué tienen hijos?”, “Vienen por el chori y por la coca”, “En Estados Unidos esto no pasa”, “Los políticos son todo chorros” etc etc... podemos pensar un millón y en cada una ver la reproducción y conformación del imaginario y sus prejuicios.

“Hay algo humano, más duradero que la supersticiosa fantasmagoría de lo divino: el ejemplo de las altas virtudes. Los santos de la moral idealista no hacen milagros: realizan magnas obras, conciben supremas bellezas, investigan profundas verdades. Mientras existan corazones que alienten un afán de perfección, serán conmovidos por todo lo que revela fe en un ideal: por el canto de los poetas, por el gesto de los héroes, por la virtud de los santos, por la doctrina de los sabios, por la filosofía de los pensadores”.
Ingenieros, J., El Hombre Mediocre, Andrómeda Ediciones, 2003 Buenos Aires.

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domingo, 23 de noviembre de 2008

EL EVANGELIO SEGÚN JESUCRISTO- José Saramago

Pensé bastante cómo abordar este libro por distintas cuestiones: primero porqué me gustó demasiado, segundo por su temática y tercero porque es la única aproximación que tengo a Saramago. Teniendo en cuenta estas mismas cuestiones trataré de recorrerlas quizás en un orden no tan claro.

El libro llegó a mis manitos gracias a mi amiga Sabina. Tengo un tema con los libros prestados, y es que apenas los termino quiero correr a comprarlos pero todos los comentarios e ideas las anoté en el que me prestaron ¡por supuesto! Este libro me fascinó desde los primeros dos párrafos, tal es así que lo leí casi sin despegarme de mi lápiz que terminó dejando su trazo en muchas de sus páginas; espero haya servido al menos para hacer más rica la lectura del siguiente en la lista de literatura prestada. Es que con “El evangelio según Jesucristo” me sucedió algo que hace tiempo no me sucedía y es la necesidad de leerlo todo, de agotarlo para querer volver a leerlo y para hacérselo leer a quien se me cruce por delante; son esos libros que aunque sabés que son las 3 de la mañana de un miércoles, sentís que tenes que avanzar mas. Y así sucedió, lo leí en poquísimos días dejando de lados las otras dos o tres lecturas que hago a la vez regularmente y estando desfigurada en el trabajo. Los buenos libros son así, te permiten recrear la historia mientras los lees y te generan el espacio para imaginarla el resto de las horas, de modo de que no te despegues nunca de él.
La historia, como ustedes adivinarán, no es ni más ni menos que la vida de Jesús. Excepto la etapa de su concepción, el resto es relatada casi en primera persona por él mismo. Supongo que es un libro difícil de leer para los creyentes ya que la postura es tan humana como le ha sido posible a Saramago. Este sábado pasado, al publicarse una entrevista de él en Revista Ñ, justamente decía que si fuéramos todos ateos el mundo sería menos belicoso.
Pero volvamos a la historia de nuestro libro. Su descripción de los hechos y su complicidad con el lector es deliciosa a la vez que uno se siente parte de él como en una especie de comunión entre la historia - el lector – y el escritor. La ironía remata muchos puntos del relato con ciertas reflexiones salidas del autor casi de manera casual, como “al pasar” que “despiertan” al lector y lo traen nuevamente a la realidad. La forma en que recrea cada suceso y cada pensamiento de los personajes parece tan real, tan acertada que sería fácil de creer que lo redactó un testigo de primera mano. La sociedad de la época, la vida de José y María inmersos en su religión y cultura son tan bien expuestas que es fácil pensar que en realidad  sucedió así. Personalmente, he sido una ávida lectora de la Biblia. Tanto por curiosidad religiosa como por su historia y por sus mensajes. Leer el Evangelio según Jesucristo fue repasar toda la vida de Jesús (no se le escapó nada) desde la primera persona, con sus conflictos y dudas, con sus pasiones y tristezas, con sus aciertos y desaciertos.
Hay algunos aspectos que destacan, más allá de la calidad de escritura y redacción sobre la que no diré demasiado ya que el Premio Nobel habla solito en este caso. Como decía, entre estos aspectos mereció mi atención el carácter rebelde de Jesús: como vivió su vida en enfrentamiento con su familia y su sociedad y hasta con el propio Dios, tratando de evitar su designio en términos de hacerlo un dios poderoso y abarcativo por sobre el pueblo hebreo. Otro de los temas que merece ser resaltado (y leído más de una vez) son los momentos en que ocurren hechos divinos o milagrosos. El anunciamiento del ángel a María, el encuentro entre Jesús y el diablo, el propio diablo junto a Dios y a Jesús en la barcaza donde le confiesan al último sus planes…
Podría mencionar mil cosas de las 188 páginas que dura la historia, pero creánme merece ser leída y disfrutada por cada uno. Semejante emprendimiento literario, con el peso que el propio tema acarrea, tamaña prolijidad y generosidad de escritura merece un lugar en vuestras bibliotecas. En lo personal, más allá de agradecerle a Sabi su generosa idea de permitirme leer este libro, me debo a mi misma otras lecturas de Saramago; aunque confieso me preocupa que no me desborden como lo hizo la historia de Jesús de Nazaret.

“Dijo María, Qué crimen ha cometido mi marido. Dijo el ángel, Tú lo sabes, no quieras ser
tan criminal como él. Dijo María, Juro. Dijo el ángel, No jures, o, si no, jura si quieres,
que un juramento pronunciado ante mí es como un soplo de viento que no sabe adónde
va. Dijo María, Qué hemos hecho nosotros. Dijo el ángel, Fue la crueldad de Herodes la
que hizo desenvainar los puñales, pero vuestro egoísmo y cobardía fueron las cuerdas que
ataron los pies y las manos de las víctimas. Dijo María, Qué podía hacer yo. Dijo el ángel,
Tú, nada, que lo supiste demasiado tarde, pero el carpintero podía haberlo hecho todo,
avisar a la aldea de que venían de camino los soldados para matar a los niños, había
tiempo suficiente para que los padres se los llevaran y huyesen, podían, por ejemplo, ir a
esconderse en el desierto, huir a Egipto, a la espera de que muriese Herodes, que poco le
falta ya. Dijo María, No se le ocurrió. Dijo el ángel, No, no se le ocurrió, pero eso no es
disculpa. Dijo María, llorando, tú, que eres un ángel, perdónalo. Dijo el ángel, No soy
ángel de perdones. Dijo María, perdónalo. Dijo el ángel, Ya te he dicho que no hay perdón
para este crimen, antes sería perdonado Herodes que tu marido, antes se perdonará a un
traidor que a un renegado.”
(…)
“Y como las ganancias de José no daban para admitir personal a su servicio, el recurso
natural estaba en los hijos, a mano, por así decir, además también por una simple
obligación de padre, pues ya lo dice el Talmud, Del mismo modo que es obligatorio
alimentar a los hijos, también es obligatorio enseñarles una profesión manual, porque no
hacerlo será lo mismo que convertir al hijo en un bandido. Y si recordamos lo que
enseñaban los rabinos, el artesano, en su trabajo, no debe levantarse ante el mayor
doctor, podemos imaginar con qué orgullo profesional empezaba José a instruir a sus
hijos mayores, uno tras otro, a medida que iban llegando a la edad, primero Jesús, luego
Tiago, después José, después Judas, en los secretos y tradiciones del arte de la
carpintería, atento él, también, a la antigua sentencia popular que así reza, El trabajo del
niño es poco, pero quien lo desdeña es loco, es lo que luego se llamaría trabajo infantil.”

José Saramago, 1991 El evangelio Según Jesucristo, Editorial Punto de Lectura.

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domingo, 16 de noviembre de 2008

El Mal Metafísico - Manuel Galvez

Las lecturas que se pueden hacer de “El mal metafísico” son riquísimas y variadas. Mas allá de que a continuación me permito transcribir parte de un análisis que hice sobre este libro, su autor y su época, quiero respetar en este primer párrafo la idea del blog y poner lo que me apasionó de la novela y de la forma en que está escrita.
En particular, gusto de las historias que me permiten conocer un poco mas modelos de época a través de sus descripciones y Galvez en esto ha sido muy generoso. Por otro lado, no puede dejar de cautivarme la historia de la vida de un escritor y mucho menos en la época de la bohemia. Leer el Mal Metafísico es como ver la película Moulin Rouge, con su generosidad de colores, imágenes y realidades fantásticas.
En ese sentido, es una lástima que la literatura de Galvez haya quedado casi en el olvido, pues, más allá de acordar o no con ciertas corrientes de pensamiento, nos dejó en su evolución literaria importantes restos de nuestra propia historia y de cómo nos pensamos en determinados momentos. Ahora sí, paso a un pequeño resumen sobre el autor y su libro. 
Para entender la literatura de Galvez (1882-1962), que confieso me sorprendió gratamente, es necesario entender un poco el contexto literario del momento. Manuel Gálvez es una de las figuras prominentes del período denominado del Centenario en la literatura Argentina. Por entonces el principal componente ideológico es el hispanismo: el espíritu de conciliación hacia España y la herencia española que tomó auge particularmente después de la guerra hispano-norteamericana, abre paso a una nueva visión del pasado y alimenta el mito de la raza. El otro componente ideológico es el nacionalismo cultural que, en el marco de una modernización y cosmopolitismo creciente, lleva a la búsqueda de una tradición nacional literaria.
El modelo filosófico de Gálvez remitía a la corriente intelectual española que se denominó Generación del ’98, cuya figura central fue Miguel de Unamuno. Al mismo tiempo su proyecto narrativo estaba ligado a dos nombres, Benito Pérez Galdós y Honoré de Balzac. Tanto el novelista español como el francés se plantearon un programa literario que recorriera todos los aspectos de la sociedad en que vivían. Gálvez se impuso un proyecto similar al que sumó además del realismo, el naturalismo de Emile Zola.Encontramos en este proyecto uno de los cambios de ideas del Centenario donde la literatura ya no es un pasatiempo sino una forma de operar sobre la realidad y, en el caso de Gálvez, educar al pueblo.
“El mal metafísico” nos permite recorrer la vida de los literatos de las primeras décadas del siglo XX. Se reflejan allí las ideas circulantes, los debates, los cambios sociales que imperaban por entonces y la incipiente profesionalización. Las escenas y la vida de los personajes se mezclan con la realidad de la vida literaria de los jóvenes del momento.
“En esa novela está reflejada la vida literaria de la juventud de mi época” Incluso Gálvez confiesa que su personaje principal Riga, es él mismo con excepción de algunos detalles. “Yo era así: tímido, soñador” (Saítta S. y Romero L., 1998:139[i]) explica recordando los resabios del romanticismo. Riga es un joven con vocación de poeta que reflexiona sobre la realidad del país y le permite a Gálvez expresar muchas de sus experiencias vividas.
El libro nos ubica en La Brasileña, un bar y café literario que funcionó en la calle Maipú 238 de la Ciudad de Buenos Aires. Allí se reúnen grupos de bohemios y otros literatos para discutir sobre variados temas: escritos, autores, libros, filosofía, política. Es interesante como a través de estos diálogos se nos plantea una época de transición que no ha terminado con el modernismo y que no llega a definir su posición de vanguardia. Personajes destacados de la vida literaria desprecian al modernismo y proclaman volver al castizo. La juventud, entre los que se encuentra Riga, defiende la literatura bella y pura que transmita en sus palabras la generosidad, humanidad y amor por una sociedad justa. La mayoría de las ideas provienen de la lectura de autores europeos, entre ellos españoles y franceses en su mayoría. Los temas de lectura incluyen desde las nuevas ciencias como la psicología y la sociología para entender a la sociedad hasta lo esotérico y lo místico.
Nuestro personaje nos permite ver como el resto de la sociedad desprecia la literatura como profesión, los que se dedican a escribir son holgazanes sin futuro condenados a la marginalidad, a la bohemia. No hay editores que se arriesguen en empresas de publicar libros, los que lo hacen son simples administradores que reciben una paga del artista. Es así que la mayoría de los literatos publica en revistas de baja calidad artículos sobre crítica literaria o de espectáculos, cuentos y poesías. 
Las nuevas ideas, la voluntad de cambio se canaliza en la publicación de revistas de cultura que toman como modelos las revistas europeas; en ellas los noveles escritores intentan hacerse conocer. La mayoría de las revistas son realizadas por un mismo grupo y persiste aún la venta por suscripción. Su público es la clase media interesada por cultivar la novedad, lo cual condena a las revistas y magazines a un público reducido. Es por ello que muy pocas revistas logran editarse en períodos largos. 
Ante una sociedad materialista en exceso, ante los escritores que tenían dinero y no eran profesionales o los que tenían un mecenas; la juventud del centenario planteaba que sí existía un escritor profesional. Desde las páginas de “El mal metafísico” se critica a un Estado que no apoyaba a las letras; que condenaba a los escritores a ser empleados en otras tareas que no eran de su vocación. Así abundaba entre estos intelectuales la pobreza, los empleos mal pagos generalmente en dependencias del Estado o en periódicos. Esta mezcla de ficción y realidad permite a Gálvez exponer su concepción sobre la vida de entonces y sobre las actitudes de los escritores que muchas veces contradicen con sus formas las expectativas que alientan de ser profesionales. Así nos encontramos con la exposición de los vicios e ideales de la juventud literaria y su vocación: la bohemia, la “automarginación”, la afición al alcohol o la falta de compromiso con la regularidad en la escritura.
A su vez Gálvez muestra el repertorio de las ideas y de cómo estas convivían a pesar de su oposición en muchos casos el decadentismo, modernismo, nacionalismo, positivismo, hispanismo, materialismo, antiutilitarismo, anticlericalismo, oscurantismo, etc. Las lecturas de los intelectuales perfilaban sus presentación en sociedad: ser escéptico “a lo Renán”, ser irónico a lo “Anatole France”, analizar la sociedad en términos de Le Bon, Bakunin, y el pensamiento socialista. Conocer la literatura francesa moderna. Filosofar con las categorías de Nietzche y Schopenhauer. Negar la inspiración del artista. Dejarse la melena “profesional”. Ser elegante y distinguido.
Gálvez usa “El mal metafísico” a modo de ejemplo: los escritores padecen de este mal de crear, soñar y contemplar pero no necesariamente el final debe ser la muerte, la marginación y la miseria sino que puede transformarse en proacción sobre la realidad. La novela es una forma de mirarse a sí mismo y a sus contemporáneos e invitar a tomar las riendas de la profesión. 

“Frente a su taza de café, Carlos Riga, en un bar apacible esperaba a sus amigos. Estudiaba Derecho, y se había iniciado, hacía poco tiempo, en la vida literaria. Se reunía todas las noches, con algunos colegas de literatura y de ilusiones, en una Brasileña, y allí, con el penoso gasto de un café inspirador, pasaban largas horas definiendo la Vida, componiendo la Sociedad, maldiciendo al odioso filisteo que les ignoraba, y engalando la pobreza y la sed de gloria con fáciles ensueños vagos. Pero como aquella noche Riga leería a sus amigos un flamante poema suyo, lejos de las curiosidades burlonas de los colegas y de las miradas desdeñosas del entonces célebre y ubicuo Celui-que-ne-comprend-pas.” Capitulo I Galvez, M. “El Mal Metafisico”, Editorial Espasa-Calpe, 3er Edición, 1962 [1917] [i] 
Saítta Sylvia y Romero Luis, “Grandes Entrevistas de la Historia Argentina”,Buenos Aires, Ed. Punto de Lectura, 1998

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sábado, 8 de noviembre de 2008

EL OCASO DE LOS IDOLOS – Federico Nietzsche


Publicar algo sobre este libro me ha metido en tamaño brete, porque es muy difícil escribir sobre Nietzsche http://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Nietzsche . Uno nunca se siente autorizado a explicar, referenciar o citar a tamañas figuras sin sentir que pudo haber usado su pensamiento “en vano”. Pero bueno, la cuestión es que hace un par de años -en el 2006 precisamente- traté de ponerme al día con mis libros pendientes y encaré la tarea de leer “El ocaso de los ídolos”(también traducido como “El crepúsculo de los ídolos”).

Todos sabemos que Nietzsche fue un gran crítico de la moral y religión de su época y, para ser más veraces, de occidente en su totalidad. El ocaso de los ídolos (o como se filosofa con el martillo) expresa de alguna manera esta inquietud por demostrar las debilidades de la moral y filosofía que orienta a occidente desde la Grecia antigua. Así por ejemplo, en su capítulo “el problema de Sócrates” pone en juicio desde el razonamiento dialéctico hasta esta idea de fascinación, de salvador que llevaba al pensamiento socrático a luchar contra la decadencia. Para Nietzsche no se puede hacer la guerra a la decadencia, no se puede superarla; es decadente la misma idea de pensar que se puede uno librar de ella.

Si bien no voy a adentrarme en cada capítulo, me interesa señalar aquí la fuerte visión crítica que tiene nuestro autor (filósofo él) ante el rol de los filósofos; Nietzsche señala cómo estos cargan de vacío las ideas, cómo anteponen en importancia a lo mas general y abstracto antes que a los sentidos cercanos. Esta falta de sentido histórico, su negación al devenir los convierte en seguidores del “egiptismo”, cargados de una atemporalidad total e imbuidos en juegos de puro lenguaje. Sobre este último me permito citar “yo creo que no nos desembarazamos de Dios porque aún creemos en la gramática…” (2000[1887]:25) ¡Imagínense que después de esta frase no me queda mucho por explicar u opinar!

La mirada de Nietzsche desde ya solo comienza por la Grecia post-socrática pero sigue sobre la moral cristiana. Su capítulo “de cómo el mundo verdadero termino volviéndose fábula” es rutilante. De este capítulo extraeré mi cita final de la entrada “blogueana”. Luego por supuesto, dedica su atención a su Alemania del momento y a sus carencias. Finalmente, rescato el brillante capítulo “Las incursiones de un inactual” donde cita a aquellos que son incompatibles con él y por qué.

Con toda sinceridad, es imposible en una sola entrada abarcar este libro. Es cortito (menos de 100 páginas) pero su contenido es … es inmenso. Cada frase es un disparador de pensamiento, es una invitación a repensar las cosas de otro modo. Y aún así, uno se queda con la sensación de que algo se le escapó. Repasando mis subrayados y anotaciones para escribir esta entrada me emociono con solo releer unas partecitas, me sorprendo de la tremenda capacidad de condensar ideas tan fuertes en frases cortas.

Mi última frase, solo pretende mencionar mi más humilde respeto y admiración ante semejante producción intelectual, incluso, por sobre sus contradicciones y soberbias.

“Destruir las pasiones y los deseos simplemente a causa de su estupidez, y para prevenir sus desagradables consecuencias, nos parece hoy una forma aguda de la estupidez (…) La iglesia combate la pasión mediante mutilaciones en todo sentido; su práctica, su cura, es el castratismo. No pregunta nunca: ¿Cómo se puede espiritualizar, embellecer, divinizar un deseo? En todo tiempo ha puesto su prurito en la extirpación” Federico Nietzsche, (2000[1887]:27)
El Ocaso de los ídolos, Bureau Editor, 2000.

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sábado, 1 de noviembre de 2008

BUENOS AIRES ES LEYENDA – G. Barrantes / V. Coviello

Existen muchísimos libros sobre mitos y leyendas urbanas y la verdad es que todos me fascinan. Por sobre las distintas calidades de investigación o el estilo de reproducción de las historias, lo que encantan son las historias en sí. Imagino por tanto que no debe haber publicaciones desafortunadas en este sentido; cuanto más interesante y rico sea el cuento en términos de cercanía, credibilidad o increíble, más entusiasmo aportará al lector. 
Buenos Aires es Leyenda (parte I, pues ya ha salido una parte II) es un libro que pretende recorrer la Ciudad de Buenos Aires a través de los distintos mitos que operan en cada uno de sus barrios. Los autores interesados en recopilar esta información han trabajo con entrevistas y buscaron distintas fuentes de información sobre cada mito que encontraron. La organización de estas historias por barrios me parece interesante en la medida en que permite posicionarnos en el espacio y hasta ubicar calles, plazas y edificios; esa cercanía de la que hablé en el párrafo anterior se vuelve reveladora. 
Si nos remitimos a las historias en sí, encontramos distintas temáticas y tenores de interés. Algunas son ya conocidos pero otras confieso que me han sorprendido. En particular puedo recomendar algunas que les aseguro los van a entusiasmar: “El gigante de Once”, “El enano vampiro” (juro que da escalofríos) y “Pepe Cipriani, el más veloz” (esta sí que es loca). Desde ya ustedes podrán leerlo y ¡sacar sus propios favoritos! 
Me parece positivo que se hagan estas recopilaciones de historias de Buenos Aires, todas las grandes metrópolis o mejor dicho, todas las ciudades tienen sus mitos funcionando detrás, conviviendo con nuestras vidas “normales”. Es llamativo incluyo leer los testimonios de distintas personas que transcurren sus días en relación a estos relatos.
Como conclusión del libro me voy a permitir recuperar las observaciones que escribí en la tapa en su primer hoja -método al que recurro desde hace unos años para retener a lo largo del tiempo algo de lo que me provocó cada lectura-: “Interesante. Por momentos uno quiere mas detalles de las historias, o resumieron mucho o investigaron poco. Los comentarios sobre mitos y su definición son pobres; quizás tendrían que haber abordado el tema en la introducción del libro y ahí resolvían el problema. Como sea, lo + + rico son las historias, ellas siempre fascinan”. Esto último es lo mas contundente, cuando terminen de leer créanme que, como mínimo, se van a poner a buscar algún datito mas. 
Antes de citar un chiquitín de alguna de las historias y en este mismo sentido, les recomiendo los circuitos “Buenos Aires Misteriosa” (pónganlo en google y los encuentran enseguida), que  armaron un tour por la ciudad recorriendo historias asombrosas. Yo en particular hice el primero hace unos años y me gustó muchísimo, sobre todo por la calidad del relato.

La gente del barrio sabía de la existencia del enano eslavo. Algunos vecinos lo habían visto, pero parecía tranquilo. Por lo demás, nadie comprendía su lengua. Ni tampoco entendían cómo podía mantenerse este pequeño visitante. Pronto lo averiguarían” El enano Vampiro, Mitos del Bajo Flores. Buenos Aires es Leyenda. Editorial Planeta, 2007

sábado, 25 de octubre de 2008

EL DERECHO A LA PEREZA – PAUL LAFARGUE

Paul Lafargue (1842-1911) es un autor muy particular en su forma de encarar las temáticas políticas y por tanto polémicas que le tocó vivir. En particular he leído dos libros de él (ambos rescatados de algún sótano de librería y que me fueron regalados por Luiggi a quien agradezco profundamente haberlos encontrado!!!), este que presento hoy y otro titulado “Por qué la burguesía cree en Dios” al cual dedicaré una entrada próximamente. Pero antes de meternos con “El derecho a la Pereza” me parece interesante hablar un chiquitín de su autor.

Lafargue es hijo de franceses y nace en Cuba donde realiza sus primeros estudios. Luego la familia volverá a Francia y nuestro autor terminará recibiéndose de médico; profesión que nunca ejerció. El paso por la universidad le sirve para encontrarse con personas como Pierre Proudhon (padre del anarquismo http://es.wikipedia.org/wiki/Pierre-Joseph_Proudhon ) y posteriormente con Karl Marx (no hace falta poner quien es…) El joven Lafargue comienza a militar por las causas del proletariado, llega a participar de los hechos de la comuna de París de 1871, va a la II Internacional Socialista (1889), polemiza con los anarquistas, publica artículos en diarios, va y viene todo el tiempo en su compromiso político. Entre tantas idas y venidas no solo se interesa por la teoría marxista sino que se entusiasmó demasiado y le gustó la hija de Marx (Laura) con quien se casará. Esto determina que los libros de Lafargue nos permitan escudriñar a su vez la vida de Marx y sus recuerdos, lo cual es una canal maravilloso para humanizar y contextualizar la vida de estas personas. Su relación con Marx y su forma de morir la haré objeto de la entrada sobre el libro “Por qué la Burguesía cree en Dios”, aunque claro, los invito a ustedes también a curiosear un poco más sobre Paul Lafargue.

El Derecho a la Pereza es un libro político que recopila los discursos en torno a la larga batalla que han llevado los trabajadores por liberarse, aunque sea un poco, de la explotación de largas jornadas laborales. Los argumentos son obvios y sencillos; sin embargo, parece que hace falta que Lafargue los escriba para que uno los razone y vea no sólo su pleno sentido sino su posible aplicación a nuestra realidad de un siglo después.

El libro está organizado en tres partes, la primera de las cuales recapitula cómo es la organización del trabajo en la industria europea y la vida a la que es sometida el obrero. Pero no queda en la denuncia sino que propone cómo podría superarse esta instancia. Estos son una serie de artículos recopilados que el autor publicó en el periódico socialista “La emancipación”. La segunda parte trata sobre todo lo relacionado con el derecho a la pereza y la importancia del trabajo estrictamente necesario; a la vez que demuestra como se ha mutilado y hecho miserable a la clase trabajadora a través de la cultura del trabajo cuasi esclavista. Entiende que a 100 años de la invención de la máquina habría que usarla provechosamente en vez de cada vez estar más sometidos. La última parte, llamada “la religión del capital” recopila una serie de semblanzas capitalistas de la época: así tenemos el padrenuestro del capitalista, el credo, el ave miseria, etc. Todo remite a la conformación de una nueva religión del capital que retoma postulados cristianos y las lleva al extremo. De alguna manera podemos ver aquí la visión de la burguesía y sus intereses plasmados. De esta última parte recomiendo puntualmente “El Congreso de Londres” y de las anteriores, la historia y los distintos sentidos que fue adquiriendo el concepto de pereza, ¡es maravilloso!

El libro en general es muy interesante; es como un gran panfleto político lleno de “verdades” que se transmiten con claridad e ironía. No es para nada raro que uno esboce una sonrisa o simplemente se ría ante la forma de expresar hechos o postulados. Lafargue apuntaba a que esto se leyera en términos de debate y por ello no incorpora una gran carga teórica sino más bien una carga de “realidades”. Por último, evidentemente el libro se leyó y bastante porque terminó en la cárcel algunos años.

Díganme ahora que les parece este extracto del Credo del Capitalista:
“Creo en el capital que gobierna la materia y el espíritu.
Creo en el Beneficiario, su legítimo hijo, y en el Crédito, el Espíritu Santo, que procede de él y es adorado conjuntamente.
Creo en el Oro y en la Plata, los cuales, torturados en la Casa de la Moneda, fundidos en el crisol y acuñados en el troquel, reaparecen en el mundo como moneda legal; mas por ser demasiado pesados, después de haber circulado por toda la tierra, descienden a los sótanos del Banco para resucitar en forma de papel-moneda.
Creo en la Renta al 5%, también al 4 y al 3%, y en la Cotización auténtica de los valores.
Creo en el Gran Libro de la Deuda pública, que pone el Capital a cubierto de los riesgos del comercio, de la industria y de la usura”

Paul Lafargue (1883:234)
Editorial Longseller, Buenos Aires, 2003

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domingo, 19 de octubre de 2008

“Elevadores a Pleno Sol” 1945 Benito Quinquela Martín (1890-1977)

Oleo sobre tela, 1945. Medidas 200 x 164 cm
Museo Nacional De Bellas Artes. Sala 106 C “La Boca desde adentro y desde afuera. Aproximación intimista a la realidad”

El cuadro es grande, muy grande y uno lo distingue desde lejos, antes incluso de llegar a la sección sobre La Boca. Los colores y su temática capturaron mi atención; Quinquela siempre captura mi atención. Comparto algo de lo observado como ejercicio y también algunas impresiones.

Como fondo en la parte superior se presenta el cielo, un cielo celeste alegre con algunas nubes blancas casi todas de igual tamaño. A la misma altura asoman chimeneas largas  y oscuras. Emanan mucho humo gris y están ubicadas entre edificios, casi una chimenea por edificio. Algunas no se ven, pero sí está presente el humo subiendo por entre las nubes.
Bajo la mirada y encuentro los edificios, son altos en comparación con lo que uno observa hoy en este barrio; tienen ventanas pequeñas y techos rojos de caída a dos aguas y en algunos caso un agua. Los edificios mas lejanos son los mas elevados y son de color gris; a medida que se acercan (¿al pintor? ¿a mi?) se tornan amarillos y naranjas como bañados por un intenso sol. Otras construcciones ya próximas al riachuelo son mas pequeñas, parecen galpones, tienen unas seis o siete ventanas a lo alto y sus tonos varían entre el rosa y el verde claro. Se pueden adivinar algunas grúas de carga de un color óxido-marrón. Una sola se ve en forma completa y tiene una cuerda con un contenedor colgando.
Delante de los edificios y parados sobre una dársena amplia de color rosa están los obreros trabajando. Todos ellos son formas humanas pintadas en  marrón oscuro o negro,  siluetas reforzadas por la intensidad de la pincelada. Cada uno parece trabajar ya sea más cerca de los galpones o más cerca de los barcos de madera.
Los barcos son nueve y están sobre el riachuelo bordeando la dársena. Tienen un tamaño mediano y están pintados de colores llamativos ¡vivos! Los que están riachuelo arriba se ven marrones y rojos, los más cercanos a los obreros combinan el amarillo, el rojo, el azul y el verde. El color de los barcos se refleja en el riachuelo gris de aguas quietas. Esto ameritaría un apartado de la relación entre los barcos, los colores de las pinturas y el barrio de La Boca.
En un primer plano, al pie del cuadro, dos de los barcos están unidos por un puente de madera. Se puede ver en ese puente las maderas cruzadas en forma transversal que unen los tablones; no hay nada de donde tomarse. De barco a barco, hay tres obreros que transportan una caja grande y pesada cada uno; hacen fuerza para caminar y van encorvados. Otros parecen ubicar la carga. Estos trabajadores no son solo formas humanas, se puede ver que tienen un pantalón y un saco de color marrón y azul, en algunos se ven caras rosadas y bigotes. Todos visten sombrero.
Por toda la obra -desde las primeras embarcaciones hasta el cielo- hay sogas, cuerdas, redes colgando de los barcos, de los  mástiles y de las grúas. Parece un paisaje enmarañado, complejo, redefinido en cada trazo.

Sucede que uno describe desde lo que le provoca, desde las sensaciones; entonces dice por ejemplo: “cielo celeste alegre” o “parece un paisaje enmarañado, complejo”. Es difícil despegarse de la sensación para adecuarse a lo que sería mas simple: una descripción puntual de lo que se observa. Por ello no puedo evitar expresar a continuación lo que la obra me ha hecho pensar.
Lo primero que llamó mi atención es que, si bien el tema elegido por Quinquela puede ser conflictivo o evocar imágenes tristes (la vida del obrero en ese entonces, el cielo contaminado de humo, los galpones desprolijos, las grúas oxidadas) no es lo que transmite el cuadro. Los colores son tan intensos, es tan claro que hay un sol presente, que todo parece armonioso. El cuadro transmite una imagen feliz o al menos alegre. Y ello sin dejar de mostrar humo gris o gente trabajando duramente. Sin duda, Quinquela respeta el nombre del cuadro “Elevadores a pleno sol”

Ya hacia el final de la observación –aproximadamente una hora- sentí que estaba viendo la misma escena que el autor desde su ventana. El cuadro es rectangular, la tela y lo que muestra parecen terminar en donde el marco de la ventana no permite ver más. La posición de la composición es desde cierta altura, pues se puede ver parte de los pisos de los dos barcos que están más cercanos. Si el objetivo de Quinquela fue permitirme escudriñar  desde su ventana como era la vida en La Boca por 1940 lo ha logrado; y cualquiera puede confirmarlo si hace una visita a su casa-museo. De allí quizás el subtítulo de la sala “Aproximación intimista a la realidad”.
Por último, aunque uno vea este cuadro a distancia, no hay dudas para mí de que se trata de La Boca... ¿Por qué? Por los colores, por los barcos y porque desde lejos uno también puede distinguir al pintor en su obra. El cuadro representa a La Boca, el cuadro representa a Quinquela y ambos están inscritos fuertemente en el arte social o neorrealismo que ha caracterizado a este artista.

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viernes, 10 de octubre de 2008

GRANDES ENTREVISTAS DE LA HISTORIA ARGENTINA – SYLVIA SAITTA Y LUIS ALBERTO ROMERO

Esta semana nos dedicaremos a lo que yo llamo lectura liviana, esa que te acompaña en el subte (metro), en el tren o en el colectivo durante el año. O por qué no, en la playa durante las vacaciones. Sostengo que no se puede leer de a un libro a la vez, por tanto, este es uno de esos ejemplares que componen la literatura que te hace llevadera las cosas mientras uno se rompe el marote tratando de entender a Laclau. Desde ya, por ser literatura que “acompaña” no deja de ser interesante.


 “Grandes Entrevistas de la Historia Argentina”, llegó a mí en librería Hernández. Me encontraba algún día recorriendo las librerías de Av. Corrientes, en Buenos Aires, a la búsqueda de algo relacionado con Manuel Gálvez (http://www.pensamientonacional.com.ar/contenedor.php?idpg=bio_galvez.html) Resulta que me había empecinado en y con este escritor de principios del siglo XX casi olvidado en la literatura nacional de Argentina. No solo tuve que comprar algún libro de su autoría (al que dedicaré otra entrada en el blog) en formato “usado” sino que me resultaba muy difícil encontrar material que hablara sobre él. Por tanto cuando de repente se cruzó ante mis ojos este libro de Saítta / Romero- de quienes he leído más de un texto o publicación por separado en materia de historia de la cultura- simplemente se vino conmigo ¿Por qué? Desde ya cautivó mi atención que en su página 133 publicaran una entrevista a Manuel Gálvez realizada por Pedro Alcázar Civit en “El Hogar” allá en 1930.

Ese mismo año, terminé vacacionando por Brasil y el libro vino conmigo. Claro, ¡me lo leí con voracidad! Tenía entrevistas a Roca, Mansilla, Ingenieros, Uriburu, Walsh, Cortázar y unos cuantos etcéteras de nuestro último siglo. Su lectura no es solo interesante en la medida en que recrea el mundo de cada entrevistado y las preocupaciones del momento, sino que al tener una breve introducción al personaje y luego la reproducción de la entrevista original resulta muy ameno y de lectura ágil. 

El trabajo de Saítta y Romero vale mil veces por su interesantísima selección y por permitirnos develar a través de este libro no solo las miradas puestas en juego por los entrevistados sino también entrevistados que han quedado desvirtuados y hasta olvidados por la historia. El libro nos propone además ver las técnicas de la entrevista, materia sobre la que desarrollan una interesante reflexión en el prólogo. Realmente es un libro bueno, de lectura sencilla y que nos invitada cada cinco o seis páginas a pararnos en una partecita de la historia nacional desde la palabra misma de sus actores a la vez que disfrutar del arte y oficio de importantes entrevistadores. Así que para los que se van a “hacer playa” a Brasil este año…  les recomiendo irse muñidos de “Grandes entrevistas de la Historia Argentina”.

“Sin embargo, y desde sus comienzos, no se trataba solo de entrevistar a los grandes hombres. Como señala Eric Hobsbawmn, la entrevista, junto con la cámara fotográfica, fue uno de los instrumentos a partir de los cuales el hombre común fue más visible que nunca y pudo ser documentado “ Saítta – Romero, “Grandes Entrevistas de la Historia Argentina”, Ed. Punto de Lectura, 1998

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sábado, 4 de octubre de 2008

HARD TIMES – CHARLES DICKENS

Reconozco que no sabía exactamente con cual libro comenzar. Miré mi biblioteca un rato y estaba en la pugna entre otorgarle tan precioso honor a Dickens o a Balzac. Finalmente, me decidí por el primero. Dickens es de mis autores favoritos por dos motivos: porque lo leo para recrearme y porque aprendo recreándome. Hard Times (1854) cayó en mis manos cuando rondaba alguna librería de títulos en inglés por atrás de la facultad de económicas en Buenos Aires. Tratando de leer algo que me distraiga y a su vez practicar un poco de inglés me decidí por este maravilloso libro. ¿Qué tiene de maravilloso? Todo.

Ahora trataré de ser un poco más generosa en mis explicaciones. “Tiempos difíciles” (como se lo tradujo al español) recrea, expone, describe la dureza de la vida para los ciudadanos de lo que se llamó segunda ola de la irrupción de la máquina que comenzó en el siglo XVIII. Durante este proceso aparecen problemas morales, sociales y políticos que se ven reflejados a lo largo de la historia que nos cuenta Dickens, pues si algo queda claro en Hard Times es que la producción de mercancías y sus ganancias han ido acompañadas de un empobrecimiento de la vida en general.

Un punto interesante del libro es que no solo se centra en la cuestión descriptiva sino que la historia focaliza la enseñanza de los niños de ese entonces. Dickens presenta los preceptos de la mentalidad de la nueva burguesía opulenta y cómo esta trata de transmitir y penetrar la formación de los pequeños. Los conceptos de cuantificación, lo medible y lo comprobable atentan contra el mundo creativo – imaginativo de las personas. La opacidad de estas mentes incapaces de soñar se transmutan en un mundo triste, aburrido, opresivo en el que pasan sus días. 

Desde ya, el libro está plagado de ironías y de oraciones perfectamente seleccionadas para transmitir al lector la idea más acabada posible en un estilo único. Tiempos Difíciles es de alguna manera autobiográfica, Dickens recrea en esta historia su propio mundo y la decadencia que le ha tocado vivir. Tan bien lograda fue la historia de nuestro autor que Lewis Mumford (http://es.wikipedia.org/wiki/Lewis_Mumford) en sus estudios sobre la historia de las tecnologías (“Técnica y Civilización” 1934) utilizó la descripción que hace Dickens para explicar cómo la vida en Coketown (ciudad donde suceden los hechos) muestra al extremo la aparición de todos los emergentes que conforman el hombre moderno. Fue precisamente mientras cursaba mi carrera de grado cuando entendí la importancia social de los textos de Dickens. Un extra que tienen sus libros que no muchos autores pueden ostentar: una ficción atrapante, excelente calidad de escritura, desafío al lector para entender el plus de sentido, recreación histórica y sentido social. Pase y lea!

“La escuela de Mac Choakumchild no era más que un hecho, y la clase de Dibujo no era más que un hecho, y las relaciones entre patrono y obreros no eran más que hechos, y todo eran hechos, desde el hospicio o casa de maternidad hasta el cementerio. En fin, todo lo que no puede evaluarse en cifras, todo lo que no puede compararse a la más baja tarifa, venderse al precio más elevado, ni existía allí, ni existirá jamás.” Charles Dickens – Hard Times. Pinguien Books, England 1994.

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IDEAS PARA UN BLOG - Presentación

La verdad es que desde hace algún tiempo me vienen dando vuelta en la cabeza algunas ideas acerca de escribir sobre temas que me interesen; finalmente no he llegado a ninguna conclusión que me permita comprometerme a sostener en el tiempo el ejercicio de publicar cosas. Tampoco quería armar un blog para poner de vez en cuando algo que se me ocurra ya sea de una experiencia vivida durante el día o un debate político – filosófico acerca de la razón de la existencia. Me parece que para leer sobre el todo y la nada están los diarios. Finalmente, llegué al menos a una idea rectora que consiste en compartir por este medio dos cosas que me resultan de exquisito interés personal y que se me ocurre pueden capturar la atención de algunos.

Resulta que disfruto –entre otras cosas- de dos actividades: leer y observar obras de arte. Durante mis años he leído libros sobre todo: teatro, novelas, teoría social, filosofía, política, comunicación, etc. Mas lee uno más pierde en términos de memoria lo que hace a esos libros  (aclaración: que se los pierda en cuanto a memoria inmediata no significa que esas lecturas no pasen a ser parte del propio bagaje cultural). Por tanto me parece interesante escribir algunas ideas, reseñas, sensaciones o comentarios sobre los libros que han pasado por mí. En cuanto a los cuadros, he hecho algunos ejercicios de descripción que me permitieron educar no solo la mirada sino también afilar la percepción. Desde ya, ambas propuestas están completamente despojadas de pretensiones especialistas o sistemáticas; se acercan mucho más al amateurismo y a la improvisación.
Planteados mis objetivos, solo resta invitarlos a leer, a comentar, a debatir y a publicar conmigo tratando de brindarnos un espacio no solo de producción colectiva sino también de recreación.
Cariños,


Aldana H