domingo, 16 de diciembre de 2012

LA VIAJERA Y SUS SOMBRAS - Victoria Ocampo

Por un momento pensé que este 2012 se me iba a ir en lecturas sobre viajes, lugares, viajantes, destinos y etc. Finalmente no fue así del todo, pero lo cierto es que al menos a principios de año mi mente andaba con foco en eso. Así salté de Dickens (http://unaposiblelectura.blogspot.com.ar/2012/04/el-viajero-sin-proposito-charles.html) a Victoria Ocampo, mas cercana por cierto pero no menos focalizada en los viajes como nuestro amigo de la entrada anterior.

Comencemos: ¿por qué elegí este libro? Podría resumirlo en dos o tres motivos tan dispares como disparatados si se quiere. Primero por el apellido, nunca había leído nada de "una Ocampo" (mayor de seis hermanas, la gran mayoría estuvo vinculada con la escritura, Silvina quizás fue la mas conocida); segundo porque el libro trae consigo la idea del relato de viaje en términos autobiográficos y de aprendizaje; tercero, porque fue parte importante de la vida intelectual, social y literaria -no se puede obviar que todo esto conlleva una mirada política-  de la Argentina  y dejó su huella en las personalidades tanto de por aquí como de los lugares que visitó. Si con esto no los convencí...

Pensemos en una Victoria nacida a fines del siglo XIX en una familia aristocrática porteña, rápidamente nos transportamos al francés como primer idioma, a un viaje iniciático a Europa en los primeros años de vida y a personalidades influyentes -sobre todo del mundo artístico- rodeándola. Todo ello plasmado en cartas que servían no solo para mantenerse comunicada con sus amistades y familia; sino también para estar en comunión consigo misma, para poner en palabras ideas, sentimientos, análisis, miradas sobre su vida, es decir, sobre lo que sucedía en el mundo. Por aquella época, y podría decirse desde siempre, el viaje puede ser tanto  de estudios como de iniciación en el mundo, de exilio o de turismo. Y si lo pensamos desde América, curioso es el caso de nuestras elites donde el viaje a Europa, Francia sobre todo, era como un retorno a lo conocido, una verificación de todo lo que ya era parte de sus vidas.

Sylvia Molloy, quien hizo la selección y prólogo de este libro, puso foco en los diferentes momentos de la vida de Victoria: su niñez y adolescencia, los momentos de aprendizaje y su adultez. Todo ello pincelado con el conocimiento de diferentes personalidades  (Ravel, Channel, Caillois, Wolf, Mussolini y muchos etcéteras) o con la realidad histórica que incluye el nacimiento y conocimiento de los Estados Unidos de América como la post-guerra.

 Fondo de Cultura Económica, Bs As, 2010.
Cada relato es jugoso, lleno de impresiones, fresco y analítico a la vez. Una puerta de entrada a la vida de quien abrió brecha en un mundo profundamente masculino con un doble rol de mecenas pero también de generadora de contenidos, de opinión reconocida.

No hay nada de la publicación que me haya parecido de mas. El prólogo y análisis de Molloy es profundo y generoso; la guía necesaria para encarar la lectura.  Gusté mucho de leer su experiencia de viaje a Estados Unidos de América. Tanto por los prejuicios de alguien que mira a Europa como por el descubrimiento paso a paso de aspectos de una sociedad, que por mas lejana que viera, aprendió a conocer y valorar. Por lo demás, desde un viaje en barco hasta su primer vuelo en avión no tiene desperdicio. Entre descripción y detalles hay una catarata de pensamientos que ameritan ser subrayados mas no sea para discutirlos.

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domingo, 22 de abril de 2012

EL VIAJERO SIN PROPOSITO - Charles Dickens


Convencida de que solo cierto tiempo para la contemplación y el ocio permiten que nuestra mente teja hilos de reflexión, creatividad y sueños; militante de esos espacios perdidos por el empecinamiento obsesivo de una sociedad donde “siempre hay algo por hacer” y donde, hasta la vida social se ha traducido en una suerte de obligación que nos roba el poco tiempo que queda entre el agitado día de actividades y las ya pocas horas de sueño; retomo la relación con la novela decimonónica, con sus autores y publicaciones, allí, donde este nuevo estilo de vida comenzó a gestarse hace un par de siglos.
Podemos decir sin equivocarnos que Dickens fue el escritor más popular de la era victoriana. Ese acercamiento a lo cotidiano sin perder la mirada suspicaz y sin resignar un ápice el espacio a la erudición y expresión literaria, hacen de él un autor profundamente admirado en lo personal. Fue producto de una sociedad en proceso de cambio, víctima/consecuencia de ello en todo sentido: desde su niñez austera, hasta su popularidad como escritor gracias a las entregas semanales de los diarios, al crecimiento de la lectura por parte de la nueva burguesía y al incipiente sistema escolar que posibilitó tal cosa.
“El viajero sin propósito” es una selección de relatos que publicó Dickens en un semanario fundado por él mismo llamado All the year around, empresa exitosa con una tirada importante para la época (100.000 ejemplares promedio). A partir de 1860 Dickens comenzó a escribir estas crónicas bajo el nombre de Uncommercial Traveller. Como señala el prólogo de Pedro Tena (quien además hizo la traducción por primera vez al castellano de estas historias)  que hoy presentamos, bajo esta identidad se agrupan una serie de textos de variados temas que tienen como hilo conductor el viaje donde el autor lleva notas sobre impresiones, anécdotas y reflexiones sobre las situaciones que experimenta en estos recorridos.
Dickens usaba el viaje como vía de escape para contener una gran energía que solía desvelarlo. Así, en esos paseos por la propia Londres, Inglaterra, Francia, Suiza o Italia no sólo involucró a la contemplación, sino que sumó imaginación y su cuota de ironía al servicio de técnicas narrativas. Por supuesto, nunca abandona la mirada crítica de la sociedad que le tocó vivir y observar, pero en estos relatos abre un espacio diferente a cierta mirada autobiográfica en un relato en primera persona que nos cuenta, como en un café, sus anécdotas.
Esta publicación consta de diez relatos, uno a modo de presentación, donde el autor nos explica que es un viajero sin propósito comercial y cuáles son sus credenciales para definirse como tal: “Y, sin embargo, procediendo ahora a presentarme en sentido positivo, diré que me gusta viajar tanto por las ciudades como por los pueblos, y estoy siempre en circulación. En sentido figurado, viajo al servicio de la gran Hermandad de los Intereses Humanos, donde poseo contactos de una considerable amplitud”.
 Luego pasa a una serie de relatos únicos; muchos de los cuales trascienden las épocas. Por ejemplo, la imposibilidad de conseguir un refrigerio adecuado cuando se tiene poco tiempo para viajar en “Refrigerio para el viajero”: “Por increíble que resulte, el camarero es muy frío con usted. Formúlelo como le parezca, quítele el hierro que desee, pero no puede negarse que es frío con usted. No se alegra de verlo,  no lo quiere allí, y preferiría por encima de todo que no hubiese ido. A su sofoco, él opone imperturbabilidad. Por si no fuera suficiente, otro camarero, nacido expresamente, según parece, para observarlo en este tramo de su vida, permanece inmóvil a cierta distancia, con la servilleta bajo el brazo y las manos cruzadas sin quitarle ojo de encima”.
“Viajar al extranjero” es una de las historias que mas me gustó no solo por el recorrido que pincela tanto la ciudad como el campo en Europa sino por su delicioso final. Sobre el camino a Paris dice: “Pernocté una noche en el camino y disfruté de los deliciosos guisos de patatas y algunos otros platos sabrosos, que si hubieran sido adoptados en mi país, habrían estado, de un modo u otro, ineluctablemente abocados al desastre por obra de esa dudosa bendición nacional que es el granjero británico…”
Muchos de los relatos pasarán por sus lugares de la infancia, por la suerte social de las cárceles, los manicomios, las personas como los mormones que viajan a nuevas tierras. Todos con una riqueza de análisis y detalles admirable. Pero sin duda, aquel relato que se quedó conmigo por sobre todo es “Paseos Nocturnos”, podría traer mil citas de él, pero los invito a recorrer la narración sobre las mascotas y la mirada que expone sobre la posesión, poder, ser dueño de…
Como ya me he extendido demasiado y como puedo escribir sobre cada hoja del libro algo bueno, prefiero simplemente recomendar esta lectura en un año especial que recuerda los 200 años de su nacimiento  y como una invitación a recorrer diferentes lugares y épocas, mas no sea con la imaginación.

El viajero sin propósito, Gadir, Madrid, 2010

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domingo, 1 de enero de 2012

EL RELICARIO – Ernesto Mallo

La verdad es que llegó a  mi biblioteca en esas típicas compras compulsivas, donde uno se prende de las mesas de entrada de las librerías con novelas recién presentadas (sin duda como estrategia de ventas funciona). En estos días, antes de escribir, miraba su portada y su reseña y, sinceramente, no sé bien qué me llevó a comprarlo: quizás ese aire un tanto místico que de alguna manera llegaba hasta la Revolución de Mayo y la Buenos Aires colonial.
Ernesto Mallo http://www.ernestomallo.com.ar/espa.html es periodista, traductor, director teatral, guionista y, desde el 2004, novelista. En ese entonces, ganó el premio Clarín Novela con “La Aguja en el Pajar”. Desde entonces ha publicado cuatro novelas.  Sus producciones estuvieron orientadas a lo policial, con lo cual esta novela cambia el eje.
Vamos a “El Relicario”. Así es la historia: en 1523, Benvenuto Cellini –un orfebre destacado en Italia- le da forma a una joya exquisita para obsequiarla a Clemente VII por haberlo sacado de la cárcel.  A partir de allí esta joya irá pasando por distintas manos de personajes históricos hasta llegar a entrelazarse con el nuevo mundo, las dos fundaciones de Buenos Aires y una serie de acontecimientos de la historia del virreinato del Rio de La Plata, las invasiones inglesas, etc.
Dije que no supe por qué la compré, pero sí tengo bien en claro su proceso de lectura. Comencé a leer la novela dos veces, la primera, 10 minutos después de tenerla en mis manos (inevitable hábito, quiero leer todo lo que compro en el momento). La impresión de los primeros dos capítulos es que estaba mal ambientada, como una historia que comienza forzada, donde se tiene un objeto (un relicario), un tema (algo que sucede cuando se lo posee) y ambas cosas se ponen en juego sin profundidad.  Desde mi personalísima mirada, la ambientación “mística” del nacimiento del futuro artista del relicario es pobre. Y ahí quedó mi primer intento. Meses después comencé de nuevo, al fin y al cabo lo que más me interesaba era ver cómo se relacionaba esto con nuestra historia, así que avancé a lectura firme sobre más capítulos…
Hoy tengo la alegre sensación  en mi memoria de admirar cómo fue capaz el autor de relacionar personajes y acontecimientos de una forma tan fluida. Uno podría decir que es antojadiza pero no exenta de investigación, conocimiento y entramado.  Como dice el propio autor, escribió la novela por encargo de Editorial Planeta para celebrar el Bicentenario de Argentina, pero no cabe duda que logró un trabajo donde algo se quiere transmitir, más allá del mero placer de la lectura de una historia. Entre mezcla de ficción y realidad, nos encontramos con la avaricia, el egoísmo, la lucha por el poder, la ambición y la explotación. Todo el tiempo se presenta un fuerte juego de poder, donde algunos personajes  históricos se revelan como hombres reales.
En lo personal, adoré la mención y definida intención de rescatar la vida de los negros y el mercado esclavista de esta zona del mundo. Cómo se entrelazaban en la vida colonial, cómo era su día a día, cómo de allí heredamos tantas cosas que fueron desgarradas de su origen.  Hoy, en Argentina, ya nadie duda que hay afro-descencientes  pues comenzaron a generarse espacios para rescatar aquellos momentos donde gran parte de la población de la colonia era negra.  Sin embargo, años atrás parecía que realmente se había exterminado esa descendencia en las guerras de la independencia y en las de desmembramiento del virreinato.  Creo que esta novela es un aporte en la exposición de una realidad histórica que estaba dormida y rescata parte de los estudios que se vienen realizando.
Y bien, debo decir que si bien el comienzo del libro no me inspiró demasiado, una vez envuelta en la trama de suspenso que nos propone  no pude parar hasta finalizarlo y considero que es un lectura no solo entretenida, sino también enriquecedora para disparar la curiosidad sobre algunos momentos allí mencionados.
EL RELICARIO, Ernesto Mallo, Editorial Planeta, Buenos Aires, 2010

Comparto con ustedes links de interés y les recomiendo ir al Museo Histórico Nacional (http://www.cultura.gov.ar/direcciones/?info=organismo&id=14&idd=5 ) donde hay un pequeño espacio dedicado a los afro descendientes con cuadros pintados en la época colonial. También es interesante visitar la casa de Santiago de Liniers en San Telmo, abierta al público en el año 2010 y con un interesante recorrido histórico sobre las invasiones inglesas.


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