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jueves, 17 de octubre de 2019

TRAVESÍA POR LOS JARDINES DE LUXEMBURGO - Marc Augé

La verdad es que con este trabajo no sé cómo empezar, y no porque no me gustara sino porque me parece que tiene una densidad enorme por sobre un título y un discurrir que podría parecer liviano. Si buscan las reseñas de las librerías o de la editorial da la sensación que no lo leyeron (por humildad debo poner también aquí como contrapeso que .. ¿quizás yo no entendí?): "un día en la vida de un etnólogo..." o similar proclaman. 

Original Paris 1985. Ed. Gedisa, Barcelona,  1987
Entonces vamos a decir primero qué cosas encontramos en el libro: , Marc Augé es un etnólogo, pasa por lugares comunes y experiencias de la vida cotidiana como el metro, el supermercado, el café, los amigos, el París urbano en general. Ahora si esto discurre en un día, tres o cien poco importa y poco se dice en consecuencia. Para cerrar la idea, es una etnonovela que toma aspectos de una jornada  cualquiera y reflexiona sobre esas actividades. Considero que el eje fundamental lo plantea en la página 61 y cito  "¿Qué otra cosa hacemos cuando, obedeciendo a la rutina cotidiana o a una obligación circunstancial, tomamos el metro, sino pasar de aquello que los etnólogos denominan un sistema simbólico a otro?"

El  libro fue escrito en 1985 y, es fantástico leerlo a la distancia después de haber incorporado otras obras y conceptos de Marc Augé, como el "famoso" no lugar de los años '90, porque se puede vislumbrar en este trabajo las ideas que están rondando su cabeza. Leer el diario, mirar TV, ir a la oficina, hablar con la secretaria, preparar una conferencia o ir al médico son disparadores de ideas que  pretenden plantearse desde una etnología del propio entorno. Para dar forma a todo ello, el autor parte de pensadores como Levi-Strauss -es citado desde el inicio-  Marx o Lacan y va incorporando un análisis sobre el sistema simbólico subyacente en la sociedad, el arte, la religión, los medios o la política entre otros.

Cuando finalicé el libro anoté textual: "El título es de cuento y en ese sentido no es lo que parece (creo que a esa mirada de la vida apuesta); entrega mucho en lo conceptual. El hilo conductor es el pensamiento sobre los sucesos y no mas que eso. Lo cotidiano está para ampliar la reflexión, por tanto lo que vale es el párrafo justo pero no el conjunto porque no lo hay" Y es en función de esto que quiero compartir al menos algunos puntos
que nos interpelan y que debajo subtitulé. Los invito a hacer el ejercicio de lectura que yo hice y van a sentir que van hablando con un brillante amigo acerca de diferentes tópicos.

Sobre los aciertos en comunicación: "Entre la escritura de unos y la lectura de otros se extiende toda una zona de malentendidos posibles donde se enredan muchos debates." Pg 65
El retorno a lo religioso: "(...) No hay nada que sustituya a la religión en su rol de distribuidora de sentido, dado que ninguna sociedad puede reivindicar el sinsentido." Pg 119
La vida misma: "Estoy dispuesto a apostar que el yoga es como el piano: muchos reclutados, pocos elegidos, es decir, en realidad,  muchos abandonos. Es evidente que esta autonomía a la que aspira la gente no es más que el negativo de una dependencia que sienten dolorosamente en carne propia..." Pg 115
La sociedad del espectáculo: "Mi hipótesis era que el tiempo occidental se organiza y se estructura alrededor de actividades que son suficientes para darle sentido a la vida de los hombres a partir de que le dan una forma sensible y social a las esperas individuales que contribuyen a crear".  Pg 161

Créanme que hay mucho mas en su contenidos...  😀

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domingo, 1 de marzo de 2009

EL ORDEN DEL DISCURSO – Michel Foucault

La producción de Focault es innumerable: libros, discursos, seminarios, entrevistas, notas, etc. He leído mucho y muy variado de él (Sin contar La Historia de la Locura en la Época Clásica que empecé hace unos años y todavía no termino) ya que de alguna forma es un autor que tiene mucho que ver con la formación académica de los comunicadores / comunicólogos y demás variantes de nuestra profesión. El Orden del Discurso es un libro chiquito, no excede de 70 suculentas páginas y nace de la lección inaugural que dio nuestro autor en el Collège de France en el año 1970, momento en que sustituyó a Jean Hyppolite http://es.wikipedia.org/wiki/Jean_Hyppolite en la cátedra de historia de los sistemas de pensamiento. La primera conclusión es que cuando la gente sabe y piensa mucho puede hacer de una lección un libro… ¿quién no quisiera lograr eso?
En esta presentación Foucault expone su plan de estudio y esboza una hipótesis acerca de cómo funciona el discurso en la sociedad, a la vez que devela alguno de sus mecanismos. De alguna manera, Foucault se encuentra aquí con la noción de poder, tan ausente en trabajos anteriores; las formas del discurso tienen límites y esos límites son impuestos por las sociedades. Parece subyacer en su pensamiento un momento fundante del discurso, es decir, no todo lo dicho me precede, en la medida en que lo pasible de ser dicho es determinado por cada momento histórico. Como él lo explica, hay un deseo de no entrar en el orden azaroso del discurso, deseo de tener en el discurso un elemento pasible y transparente para lo cual aparece la institución que nos transmite la idea de que el discurso está en el orden de las leyes.
Pero volvamos a la hipótesis central: para Foucault en cada sociedad la producción de discurso está “controlada, seleccionada y redistribuida”(2005:14) por determinados procedimientos que permiten reducir el acontecimiento aleatorio. Y señala tres procedimientos de exclusión que forman una red que se modifica y adapta constantemente: lo prohibido, lo separado/rechazado, lo verdadero/falso, a lo que agrega una serie de procedimientos internos como lo dicho o el comentario. No quisiera ponerme aquí a explicitar el funcionamiento de cada uno de estos sistemas porque perdería gracia leer el libro, pero sí me interesa rescatar que de solo pensar estas tres operaciones podemos comprender y analizar ciertas opacidades del discurso de la política, de la locura o de las ciencias mismas. Para aprehender esto hay que tener en claro qué entiende Foucault por discurso: “… no es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse” (2005:15) Todo aquel que quiera poder o que quiera mantener el poder pretenderá adueñarse del discurso; ser la única voz transmitida y escuchada, creará su propia cosmovisión con pretensión de verdad tratando de anular/esconder/separar cualquiera otra mirada. En este delicado equilibrio es que se debe saber adaptar “la malla” de contención para incorporar al discurso del poder incluso miradas opositoras resignificadas (aquí me permito una pequeña digresión hacía un autor muy diferente pero que ayuda a entender el poder de la palabra y su funcionamiento en el discurso político que es Ernesto Laclau http://es.wikipedia.org/wiki/Ernesto_Laclau , ya dedicaré entradas a sus libros)
¿Para qué nos sirve todo lo anterior? Para andar por la vida un poco más cautos sería la primera conjetura. Si puedo entender que cuando miro un debate sobre temas como la escuela, los hospitales o la situación del campo que tan de moda está en Argentina, existe en cada argumento una pretensión de verdad que trata de dar por falsa la postura del otro, que ambos discursos tratan de anularse como sistemas excluyentes, que estos discursos no son transparentes sino que tienen trasfondos que no conocemos, entonces podremos tener un poco más claro dónde estamos parados para
tratar de ver ambas miradas y sacar alguna conclusión más válida que el solo hecho de estar de un bando u otro. Este es un ejemplo muy cotidiano pero creo que el peso de la palabra comienza por aquí y no por los grandes sistemas filosóficos. Entender el poder del discurso es brindarnos una herramienta poderosa para encarar nuestras vidas y por tanto nuestras sociedades.

“Es necesario concebir el discurso como una violencia que se ejerce sobre las cosas, en todo caso como una práctica que les imponemos; es en esta práctica donde los acontecimientos del discurso encuentran el principio de su regularidad” (2005:53)

Michel Foucault “El orden del discurso”
Tusquets Editores, Argentina, 2005
(Traducción de Alberto González Troyano, 1973)

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