sábado, 5 de diciembre de 2009
UN MUNDO FELIZ – Aldous Huxley
domingo, 22 de noviembre de 2009
LE MOULIN DE LA GALETTE – van Gogh
Van Gogh, Vincent
Le moulin de la Galette, 1886
óleo sobre papel entelado
61 x 50 cm
Hablábamos con Mariana acerca de sus posibles clases de pintura y de cuáles eran sus pintores favoritos; tomé nota de ello para recomendarle algún libro sobre estos temas que le fuera de interés. Tarea que todavía no he cumplido debido a la gran diversidad de publicaciones y a que muchas de ellas son de excelente calidad. Entre uno y otro artista, surgió el nombre de Van Gogh y recordé que en el nuestro Museo de Bellas Artes de Buenos Aires existe un único cuadro de él: “Le Moulin de la Galette”; sugerí la idea de describirlo para el blog y, Marian, esta parte sí la cumplí. Así, me encaminé hacia allí a sentarme un rato bajo su luz, a describirlo con el mayor detalle posible y a recordar mis caminatas por el barrio de Montmartre donde saqué todas las fotos posibles del Moulin de la Galette que queda en pie.
Me gustó la idea de comenzar a describirlo desde arriba, quizás por la perspectiva del cuadro y por ese cielo inmenso de un preponderante celeste claro. Algunas nubes difusas en color blanco o gris pasan por él. Abajo, hacia el horizonte, hay manchas de color naranja-rojizo, mostrando que el sol anda “por ahí atrás” dando paso a la futura noche. Desde este horizonte, en el límite entre el cielo y la tierra vienen hacia el frente dos faroles de alumbrado público, desdibujados, apenas unos palos de color marrón que parecen evitar la atención de la mirada. Entre ellos se ve un esquema de construcción tipo glorieta en color bordó y verde, con dos manchas que podrían ser dos pájaros. El último y más próximo farol se encuentra a centímetros de una escalera y de una larga mancha color verde-azulado, que parece ser una madera tipo puente al piso.
La escalera que lleva a la entrada del molino se ve precaria, tiene muchos escalones que mirados desde lejos muestran claramente sus huellas de pertenencia a algún árbol. Están dibujados con un color marrón sucio y algo de amarillo que aporta luz. Las barandas son muy finas y se pierden a medida que se acerca la escalera al suelo. Esta última proyecta una sombra gris pero sin mucha forma que muere al comienzo de la pared del molino. Allí donde termina la sombra y al costado del molino hay una pequeña construcción –parece una especie de choza- oscura y sin mayor forma, donde puede verse una entrada o puerta. A su derecha, nace el molino. Se distingue cada tabla de madera que lo compone en color marrón, amarillo y azul, nunca mezclados sino superpuestos, contaminados y opacos. Las maderas de la pared que se nos presenta más próxima sobresalen, pues son más largas que lo necesario para estar unidas a la pared de atrás, como si nadie se hubiese molestado en medirlas.
Sobre la puerta del molino hay una suerte de balcón o mirador rodeado de una baranda mínima y delgada. Subiendo la mirada un poco más, aparece un techo con caídas de agua y una ventana redonda en color blanco. Arriba de este, una pequeña terraza con baranda, dos banderines verdes y un mástil que sirve para soportar el farol y la bandera francesa. Atrás de toda la construcción, se ven partes de dos aspas enormes que “terminan fuera del cuadro” en un color marrón intenso.
Frente a la casa, tenemos una pareja, que lleva marcados sus contornos. La mujer viste de largo y el hombre, que parece llevar un sombrero, viste de azul. Están muy juntos, abrazados y mirando de frente al pintor. Son campesinos, pura sencillez de las formas. El suelo que pisan y sobre el que descansa todo el cuadro parece arenoso, amarillo y gris.
Hasta aquí lo que me muestra el cuadro. Como todo, hay obras más o menos representativas, pero en el caso de Van Gogh, por lo que he podido ver en distintos museos, cada cuadro es muy original en el sentido de los colores y pinceladas. Desde ya quienes saben de esto dividen en períodos, técnicas, corrientes pictóricas y demás lo que uno puede anotar de manera intuitiva. Este cuadro, como otros tantos pintados por Vincent durante el periodo 1886-1887 mientras vivía en París e incluso sobre vistas muy parecidas del moulin Blute Fin y del moulin Radet, tiene su fuerza en la pincelada pero también en el las líneas que dibujan el contorno. Son trazos sintéticos pero demarcadores que van dando paso al post impresionismo.
En cuanto al París del momento, a la historia de Montmartre y el Moulin de la Galette hay mucho pero mucho por decir. Simplemente menciono aquí, que esta zona en ese entonces era rural; había viñedos, algunos de los cuales persisten al día de hoy. Ya en la época de Vincent aparecen los cabarets y el movimiento de la bohemia. Es increíble ver como en las manzanas que rodean al Moulin de la Galette en la actualidad, se encuentra el Lapin Aguile y un pequeño viñedo. Caminar por sus calles implica vivir toda esta historia al mismo tiempo, entremezclada con la de nuestros días.
Dejando de lado la descripción y los comentarios generales, paso a terminar la entrada con lo que me pregunté mientras observaba el cuadro, ¿en dónde radica su belleza? Y me respondí, “definitivamente en la perspectiva, en el inmenso molino y en el cielo celeste que todo lo abarca, en la claridad. Los humanos parecen mínimos”.
A todos los interesados en artistas, obras e historia del arte los invito a mi canal de youtube https://www.youtube.com/user/aldirh01 ¡Los espero!
Algunos links de interés:
http://historiasvangogh.blogspot.com/
miércoles, 11 de noviembre de 2009
LA DUQUESA DE LANGEAIS – Honoré de Balzac
miércoles, 28 de octubre de 2009
TITANES DE LA POESIA UNIVERSAL- Anaconda Ediciones
domingo, 20 de septiembre de 2009
GAUDI ALBUM CIENTIFICO – Juan José Lahuerta
Hace poco más de un año me encontré buscando un libro relacionado con arquitectura pero que de algún modo la trascendiera. No quería planos, fotos o medidas; necesitaba regalar algo distinto que hiciera al tema pero que presentara un abordaje diferente. Así, en plena pesquisa y casi dándome por vencida di con este libro sobre Gaudí. Mi contacto con su obra no había sido muy profundo ni mucho menos, algún documental sobre la casa Batlló, una muestra en el Centro Cultural Borges “Domenech – Gaudí Patrimonio de la humanidad” en el año 2007 y alguna que otra lectura curiosa sobre sus obras más conocidas. Pero basta con tener presente cualquier obra de este arquitecto (mas no sea la Sagrada Familia) para saber que si de él se trata seguro es “sabroso”.
Juan José Lahuerta emprendió este trabajo para exponer las creaciones de Gaudí con un sentido original y por tanto, no exento de necesarios recortes. Básicamente, nos deja recorrer las obras a través de las tarjetas y postales de su época. Lo maravilloso de este libro es que, sabemos que Gaudí fue muy reconocido en vida (su muerte trajo aparejado un cierto abandono y desdén por su obra que duró al menos dos o tres décadas) y por tanto sus obras enorgullecían a la moderna Cataluña haciendo epicentro en la creciente ciudad de Barcelona. Sus creaciones eran objeto de series de postales hasta para celebrar El Congreso Mundial de Esperanto (1909) Nuestro arquitecto, defensor de la cultura catalana, ferviente religioso y genio creativo, había pasado por diferentes estilos hasta recalar en su “propio” modernismo: uno que mezclaba la frescura de la naturaleza con las líneas de las nuevas sociedades. Derivado de todo ello estas postales nos entregan sus obras en pleno desarrollo: cada foto muestra nuevos motivos en las obras que ya provocaban admiración sin estar terminadas aún. Hay cientos de postales sobre La Sagrada Familia y casi ninguna es igual, se le van sumando partes nuevas. Lo mismo sucede con el Parque Güell o la Casa Milán. Estas postales no solo nos entregan la obra de Gaudí sino que además nos permiten ver qué iba sucediendo en el entorno urbanístico.
Y no me canso de decir que todo tiene un plus; en lo personal fue una de los aspectos que más me entusiasmó de la publicación. Las postales reproducidas fueron enviadas por personas que o vivían allí o estaban de paso. Lahuerta hizo un hermoso trabajo donde en la página izquierda reproduce lo que se escribió en la postal para ser enviada (detalle de la dirección y dedicatoria) y a la derecha la imagen postal propiamente dicha con su fecha aproximada, número de serie y cualquier dato que revele la casa de impresión o detalle sobre la obra de Gaudí mismo. En cada caso esta información se encuentra traducida en tres idiomas: español, francés e inglés. Me gustó particularmente hacer una lectura de los mensajes que contenían las propias postales: muchas enviadas para saludar a alguien por el día de su santo, otras para mostrar cómo era la Barcelona moderna, otras que puntualizaban la maravilla de la obra fotografiada y otras hermosamente cotidianas que detallaban que necesitaban el vestido terminado para el domingo, que ya se habían repuesto de una enfermedad o que indicaban que objeto esperado no había llegado. Como señala Lahuerta “puede sentirse la agradable tensión de las cosas de cada día y la hermosa y al mismo tiempo extraña familiaridad con la que la imagen de una ciudad es vivida, usada y expuesta por sus habitantes o sus visitantes” (Nota Preliminar) Por supuesto, entre tanto anónimo enviando tarjetas bien brilla una postal dedicada a Picasso enviada por André Bretón o una en la que la forma de leerla implica intercambiar la a con e, la o con la i y la o con la m.
Cuando mi regalo llegó a las manos de su destinatario, me hizo una pregunta muy sencilla pero a la vez difícil de responder: ¿cómo se lee un libro así? La verdad es que no lo sé, tampoco sé por qué se llama “álbum científico”. Simplemente gusté de pasar sus páginas, de leer las dedicatorias y de fascinarme con esas imágenes de la obra de un autor tan polémico como único. http://es.wikipedia.org/wiki/Antoni_Gaud%C3%AD
“Mi querida Gatita, eclipse total de mi mente… hambrientos acabamos de dar un paseo de tres horas por las antiguas calles tan anticuadas y curiosas y que te divertirían mucho – después hemos visto el museo donde los cuadros oscuros van desapareciendo ante una vida más verdadera y a hermosos candores. Ayer volvimos a ver esta maravilla extraordinaria de la cual esta postal solo te dará una pequeña idea…” (Templo de la Sagrada Familia/Barcelona: 24)
Gaudí, Albúm Científico. Editorial Triangle Postals, París, 2003