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domingo, 28 de diciembre de 2008
FAUSTO - Estanislao del Campo – Ilustraciones de Florencio Molina Campos
domingo, 21 de diciembre de 2008
EL DERECHO DE SOÑAR – Gastón Bachelard

El libro tiene tres partes, la primera se dedica a las artes. Aquí nos regala descripciones y sentimientos acerca de Chagal y sus láminas, las esculturas de Enri de Waroquier, los grabados de Flocon, entre otros. Este apartado es exquisito, no solo porque realmente provoca ver lo que él describió sino por la generosidad de sus reflexiones acerca de la estética y de cómo imprimen estos artistas arte en sus obras. Las reflexiones de Bachelard van más allá de la producción en sí, sino que despega a un sinfín de interpretaciones acerca del autor y del bien logrado resultado. Debo reconocer que el dato que más me atrapó se relaciona con que el autor conoce, habla, intercambia ideas y hasta pide obras a estos artistas. Es como describir un Van Gogh y charlar con el mismo Vincent acerca de cómo hace su tarea y de por qué nos provocó determinadas ideas / sensaciones / sueños. De esta primera instancia, me quedo por sobre todo con “El tratado del Buril de Albert Flocon”
La segunda parte, referida a literatura es un poco menos soñadora y más analítica. La cantidad de ideas disparadoras que despliega acerca de la literatura y la poética es abrumadora. Hacía tiempo que no me renovaba de ideas, que no buscaba palabras desconocidas en el diccionario, que no buscaba datos de escritores o corrientes literarias. Su primera producción refiere a mi amadísimo Balzac y su “Serafita”. Realmente me pareció reveladora su relación con Swedenborg y esta idea de las dos naturalezas del mismo ser. Realmente este capítulo merece ser leído y pensado. Ni siquiera es necesario haber pasado por la obra de Balzac. El análisis de la poesía de Paul Eluard me ha devuelto las ganas de volver a leer poesía, algo que tengo abandonado desde mi niñez. En fin, todos los capítulos de esta segunda parte desbordan de brillantez. Me quedo con todos, pero si debo elegir uno será la reflexión acerca de la crítica literaria de Jean Paulhan.
El tercer y último apartado se llama divagaciones. Y, no queriendo ser cruel con Bachelard entiendo la nota citada al principio de por qué no hubiese querido publicar estos artículos. Son mas bien pensamientos dispersos sobre ciertas temáticas: la radio, el espacio onírico, la máscara. En su mayoría están relacionados a cierta interpretación psicológica. Desde mi humildísima comprensión son más bien ideas sin desarrollar, algunas incluso me parecen desbordadas de puntos inconexos y no pensados en profundidad: me refiero sobre todo al capítulo sobre la máscara, donde desarrolla algunas ideas de Roland Khun y el análisis psicológico de la disimulación. A mi parecer es altamente discutible poner el travestismo, el engaño y la falsedad en un plano de máscara donde si se estudia “científicamente” aparecerían las máscaras que la gente pone en juego. Digamos que para mí se pierde el ser y no sé hasta qué punto la máscara es inherente a él, ¿por qué alguien que se trasviste posee una máscara? ¿No puede ser esta la revelación de su ser y no una disimulación? Bueno, hay mucho para cortar.
Finalmente me permito algunas sensaciones. Creo que Bachelard en este libro abre un camino, el camino de no solo describir sino de tomar obras de arte como disparadores de reflexiones muy personales. Más cercanas al placer de uno, a su voluntad de soñar que a una rigurosidad científica. La abundancia de su conocimiento y la humilde admiración que profesa por cada artista que nombra es destacable. Su lenguaje reflexivo y poético nos permite pasear por las hojas con un placer y una paz que pocos escritores provocan. En lo personal, fue una fiesta del pensamiento, un aliciente para el alma y una oportunidad de admirar a aquellos que provocan estas ganas de saber más.
“El grabado es el arte que, entre todos, no puede engañar. Es primitivo, prehistórico, prehumano. Y la concha grabó su manto en la inspiración de la sustancia de su piedra.(…) el grabado no se contempla, se reacciona, nos aporta imágenes de despertar. No es solo el ojo el que sigue los rasgos de la imagen, pues la imagen visual lleva asociada una imagen manual y esa imagen manual es la que verdaderamente despierta el ser activo en nosotros. Toda mano es conciencia de acción” Parte I, Materia y Mano, página 70.
“Fleurs de Tarbes plantea un problema que hasta ahora han pasado por alto los psicólogos estudiosos del lenguaje. Es el problema de la lengua castigada, del lenguaje vigilado, del lenguaje rectificado, del lenguaje al que se concede un valor literario. Esa valorización aun no había encontrado su filosofo, La crítica literaria que valora las obras jamás ha expuesto francamente su sistema de valores literarios” Parte II, Una psicología del lenguaje literario: Jean Paulhan, página 179
El Derecho de Soñar, G. Bachelard, Fondo de Cultura Económica, 1998 [1970]
lunes, 8 de diciembre de 2008
BREVE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE LA ARGENTINA – Luis Alberto Romero
domingo, 30 de noviembre de 2008
EL HOMBRE MEDIOCRE – José Ingenieros
domingo, 23 de noviembre de 2008
EL EVANGELIO SEGÚN JESUCRISTO- José Saramago
El libro llegó a mis manitos gracias a mi amiga Sabina. Tengo un tema con los libros prestados, y es que apenas los termino quiero correr a comprarlos pero todos los comentarios e ideas las anoté en el que me prestaron ¡por supuesto! Este libro me fascinó desde los primeros dos párrafos, tal es así que lo leí casi sin despegarme de mi lápiz que terminó dejando su trazo en muchas de sus páginas; espero haya servido al menos para hacer más rica la lectura del siguiente en la lista de literatura prestada. Es que con “El evangelio según Jesucristo” me sucedió algo que hace tiempo no me sucedía y es la necesidad de leerlo todo, de agotarlo para querer volver a leerlo y para hacérselo leer a quien se me cruce por delante; son esos libros que aunque sabés que son las 3 de la mañana de un miércoles, sentís que tenes que avanzar mas. Y así sucedió, lo leí en poquísimos días dejando de lados las otras dos o tres lecturas que hago a la vez regularmente y estando desfigurada en el trabajo. Los buenos libros son así, te permiten recrear la historia mientras los lees y te generan el espacio para imaginarla el resto de las horas, de modo de que no te despegues nunca de él.
La historia, como ustedes adivinarán, no es ni más ni menos que la vida de Jesús. Excepto la etapa de su concepción, el resto es relatada casi en primera persona por él mismo. Supongo que es un libro difícil de leer para los creyentes ya que la postura es tan humana como le ha sido posible a Saramago. Este sábado pasado, al publicarse una entrevista de él en Revista Ñ, justamente decía que si fuéramos todos ateos el mundo sería menos belicoso.
Podría mencionar mil cosas de las 188 páginas que dura la historia, pero creánme merece ser leída y disfrutada por cada uno. Semejante emprendimiento literario, con el peso que el propio tema acarrea, tamaña prolijidad y generosidad de escritura merece un lugar en vuestras bibliotecas. En lo personal, más allá de agradecerle a Sabi su generosa idea de permitirme leer este libro, me debo a mi misma otras lecturas de Saramago; aunque confieso me preocupa que no me desborden como lo hizo la historia de Jesús de Nazaret.
“Dijo María, Qué crimen ha cometido mi marido. Dijo el ángel, Tú lo sabes, no quieras ser
tan criminal como él. Dijo María, Juro. Dijo el ángel, No jures, o, si no, jura si quieres,
que un juramento pronunciado ante mí es como un soplo de viento que no sabe adónde
va. Dijo María, Qué hemos hecho nosotros. Dijo el ángel, Fue la crueldad de Herodes la
que hizo desenvainar los puñales, pero vuestro egoísmo y cobardía fueron las cuerdas que
ataron los pies y las manos de las víctimas. Dijo María, Qué podía hacer yo. Dijo el ángel,
Tú, nada, que lo supiste demasiado tarde, pero el carpintero podía haberlo hecho todo,
avisar a la aldea de que venían de camino los soldados para matar a los niños, había
tiempo suficiente para que los padres se los llevaran y huyesen, podían, por ejemplo, ir a
esconderse en el desierto, huir a Egipto, a la espera de que muriese Herodes, que poco le
falta ya. Dijo María, No se le ocurrió. Dijo el ángel, No, no se le ocurrió, pero eso no es
disculpa. Dijo María, llorando, tú, que eres un ángel, perdónalo. Dijo el ángel, No soy
ángel de perdones. Dijo María, perdónalo. Dijo el ángel, Ya te he dicho que no hay perdón
para este crimen, antes sería perdonado Herodes que tu marido, antes se perdonará a un
traidor que a un renegado.”
(…)
“Y como las ganancias de José no daban para admitir personal a su servicio, el recurso
natural estaba en los hijos, a mano, por así decir, además también por una simple
obligación de padre, pues ya lo dice el Talmud, Del mismo modo que es obligatorio
alimentar a los hijos, también es obligatorio enseñarles una profesión manual, porque no
hacerlo será lo mismo que convertir al hijo en un bandido. Y si recordamos lo que
enseñaban los rabinos, el artesano, en su trabajo, no debe levantarse ante el mayor
doctor, podemos imaginar con qué orgullo profesional empezaba José a instruir a sus
hijos mayores, uno tras otro, a medida que iban llegando a la edad, primero Jesús, luego
Tiago, después José, después Judas, en los secretos y tradiciones del arte de la
carpintería, atento él, también, a la antigua sentencia popular que así reza, El trabajo del
niño es poco, pero quien lo desdeña es loco, es lo que luego se llamaría trabajo infantil.”
José Saramago, 1991 El evangelio Según Jesucristo, Editorial Punto de Lectura.
domingo, 16 de noviembre de 2008
El Mal Metafísico - Manuel Galvez
sábado, 8 de noviembre de 2008
EL OCASO DE LOS IDOLOS – Federico Nietzsche
Publicar algo sobre este libro me ha metido en tamaño brete, porque es muy difícil escribir sobre Nietzsche http://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_Nietzsche . Uno nunca se siente autorizado a explicar, referenciar o citar a tamañas figuras sin sentir que pudo haber usado su pensamiento “en vano”. Pero bueno, la cuestión es que hace un par de años -en el 2006 precisamente- traté de ponerme al día con mis libros pendientes y encaré la tarea de leer “El ocaso de los ídolos”(también traducido como “El crepúsculo de los ídolos”).
Todos sabemos que Nietzsche fue un gran crítico de la moral y religión de su época y, para ser más veraces, de occidente en su totalidad. El ocaso de los ídolos (o como se filosofa con el martillo) expresa de alguna manera esta inquietud por demostrar las debilidades de la moral y filosofía que orienta a occidente desde la Grecia antigua. Así por ejemplo, en su capítulo “el problema de Sócrates” pone en juicio desde el razonamiento dialéctico hasta esta idea de fascinación, de salvador que llevaba al pensamiento socrático a luchar contra la decadencia. Para Nietzsche no se puede hacer la guerra a la decadencia, no se puede superarla; es decadente la misma idea de pensar que se puede uno librar de ella.
Con toda sinceridad, es imposible en una sola entrada abarcar este libro. Es cortito (menos de 100 páginas) pero su contenido es … es inmenso. Cada frase es un disparador de pensamiento, es una invitación a repensar las cosas de otro modo. Y aún así, uno se queda con la sensación de que algo se le escapó. Repasando mis subrayados y anotaciones para escribir esta entrada me emociono con solo releer unas partecitas, me sorprendo de la tremenda capacidad de condensar ideas tan fuertes en frases cortas.
Mi última frase, solo pretende mencionar mi más humilde respeto y admiración ante semejante producción intelectual, incluso, por sobre sus contradicciones y soberbias.
“Destruir las pasiones y los deseos simplemente a causa de su estupidez, y para prevenir sus desagradables consecuencias, nos parece hoy una forma aguda de la estupidez (…) La iglesia combate la pasión mediante mutilaciones en todo sentido; su práctica, su cura, es el castratismo. No pregunta nunca: ¿Cómo se puede espiritualizar, embellecer, divinizar un deseo? En todo tiempo ha puesto su prurito en la extirpación” Federico Nietzsche, (2000[1887]:27)
sábado, 1 de noviembre de 2008
BUENOS AIRES ES LEYENDA – G. Barrantes / V. Coviello
sábado, 25 de octubre de 2008
EL DERECHO A LA PEREZA – PAUL LAFARGUE
Lafargue es hijo de franceses y nace en Cuba donde realiza sus primeros estudios. Luego la familia volverá a Francia y nuestro autor terminará recibiéndose de médico; profesión que nunca ejerció. El paso por la universidad le sirve para encontrarse con personas como Pierre Proudhon (padre del anarquismo http://es.wikipedia.org/wiki/Pierre-Joseph_Proudhon ) y posteriormente con Karl Marx (no hace falta poner quien es…) El joven Lafargue comienza a militar por las causas del proletariado, llega a participar de los hechos de la comuna de París de 1871, va a la II Internacional Socialista (1889), polemiza con los anarquistas, publica artículos en diarios, va y viene todo el tiempo en su compromiso político. Entre tantas idas y venidas no solo se interesa por la teoría marxista sino que se entusiasmó demasiado y le gustó la hija de Marx (Laura) con quien se casará. Esto determina que los libros de Lafargue nos permitan escudriñar a su vez la vida de Marx y sus recuerdos, lo cual es una canal maravilloso para humanizar y contextualizar la vida de estas personas. Su relación con Marx y su forma de morir la haré objeto de la entrada sobre el libro “Por qué la Burguesía cree en Dios”, aunque claro, los invito a ustedes también a curiosear un poco más sobre Paul Lafargue.
El Derecho a la Pereza es un libro político que recopila los discursos en torno a la larga batalla que han llevado los trabajadores por liberarse, aunque sea un poco, de la explotación de largas jornadas laborales. Los argumentos son obvios y sencillos; sin embargo, parece que hace falta que Lafargue los escriba para que uno los razone y vea no sólo su pleno sentido sino su posible aplicación a nuestra realidad de un siglo después.
El libro está organizado en tres partes, la primera de las cuales recapitula cómo es la organización del trabajo en la industria europea y la vida a la que es sometida el obrero. Pero no queda en la denuncia sino que propone cómo podría superarse esta instancia. Estos son una serie de artículos recopilados que el autor publicó en el periódico socialista “La emancipación”. La segunda parte trata sobre todo lo relacionado con el derecho a la pereza y la importancia del trabajo estrictamente necesario; a la vez que demuestra como se ha mutilado y hecho miserable a la clase trabajadora a través de la cultura del trabajo cuasi esclavista. Entiende que a 100 años de la invención de la máquina habría que usarla provechosamente en vez de cada vez estar más sometidos. La última parte, llamada “la religión del capital” recopila una serie de semblanzas capitalistas de la época: así tenemos el padrenuestro del capitalista, el credo, el ave miseria, etc. Todo remite a la conformación de una nueva religión del capital que retoma postulados cristianos y las lleva al extremo. De alguna manera podemos ver aquí la visión de la burguesía y sus intereses plasmados. De esta última parte recomiendo puntualmente “El Congreso de Londres” y de las anteriores, la historia y los distintos sentidos que fue adquiriendo el concepto de pereza, ¡es maravilloso!
El libro en general es muy interesante; es como un gran panfleto político lleno de “verdades” que se transmiten con claridad e ironía. No es para nada raro que uno esboce una sonrisa o simplemente se ría ante la forma de expresar hechos o postulados. Lafargue apuntaba a que esto se leyera en términos de debate y por ello no incorpora una gran carga teórica sino más bien una carga de “realidades”. Por último, evidentemente el libro se leyó y bastante porque terminó en la cárcel algunos años.
Creo en el Beneficiario, su legítimo hijo, y en el Crédito, el Espíritu Santo, que procede de él y es adorado conjuntamente.
Creo en el Oro y en la Plata, los cuales, torturados en la Casa de la Moneda, fundidos en el crisol y acuñados en el troquel, reaparecen en el mundo como moneda legal; mas por ser demasiado pesados, después de haber circulado por toda la tierra, descienden a los sótanos del Banco para resucitar en forma de papel-moneda.
Creo en la Renta al 5%, también al 4 y al 3%, y en la Cotización auténtica de los valores.
Creo en el Gran Libro de la Deuda pública, que pone el Capital a cubierto de los riesgos del comercio, de la industria y de la usura”
Paul Lafargue (1883:234)
Editorial Longseller, Buenos Aires, 2003
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domingo, 19 de octubre de 2008
“Elevadores a Pleno Sol” 1945 Benito Quinquela Martín (1890-1977)
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Oleo sobre tela, 1945. Medidas 200 x 164 cm |
El cuadro es grande, muy grande y uno lo distingue desde lejos, antes incluso de llegar a la sección sobre La Boca. Los colores y su temática capturaron mi atención; Quinquela siempre captura mi atención. Comparto algo de lo observado como ejercicio y también algunas impresiones.
Como fondo en la parte superior se presenta el cielo, un cielo celeste alegre con algunas nubes blancas casi todas de igual tamaño. A la misma altura asoman chimeneas largas y oscuras. Emanan mucho humo gris y están ubicadas entre edificios, casi una chimenea por edificio. Algunas no se ven, pero sí está presente el humo subiendo por entre las nubes.
Bajo la mirada y encuentro los edificios, son altos en comparación con lo que uno observa hoy en este barrio; tienen ventanas pequeñas y techos rojos de caída a dos aguas y en algunos caso un agua. Los edificios mas lejanos son los mas elevados y son de color gris; a medida que se acercan (¿al pintor? ¿a mi?) se tornan amarillos y naranjas como bañados por un intenso sol. Otras construcciones ya próximas al riachuelo son mas pequeñas, parecen galpones, tienen unas seis o siete ventanas a lo alto y sus tonos varían entre el rosa y el verde claro. Se pueden adivinar algunas grúas de carga de un color óxido-marrón. Una sola se ve en forma completa y tiene una cuerda con un contenedor colgando.
Delante de los edificios y parados sobre una dársena amplia de color rosa están los obreros trabajando. Todos ellos son formas humanas pintadas en marrón oscuro o negro, siluetas reforzadas por la intensidad de la pincelada. Cada uno parece trabajar ya sea más cerca de los galpones o más cerca de los barcos de madera.
Los barcos son nueve y están sobre el riachuelo bordeando la dársena. Tienen un tamaño mediano y están pintados de colores llamativos ¡vivos! Los que están riachuelo arriba se ven marrones y rojos, los más cercanos a los obreros combinan el amarillo, el rojo, el azul y el verde. El color de los barcos se refleja en el riachuelo gris de aguas quietas. Esto ameritaría un apartado de la relación entre los barcos, los colores de las pinturas y el barrio de La Boca.
En un primer plano, al pie del cuadro, dos de los barcos están unidos por un puente de madera. Se puede ver en ese puente las maderas cruzadas en forma transversal que unen los tablones; no hay nada de donde tomarse. De barco a barco, hay tres obreros que transportan una caja grande y pesada cada uno; hacen fuerza para caminar y van encorvados. Otros parecen ubicar la carga. Estos trabajadores no son solo formas humanas, se puede ver que tienen un pantalón y un saco de color marrón y azul, en algunos se ven caras rosadas y bigotes. Todos visten sombrero.
Por toda la obra -desde las primeras embarcaciones hasta el cielo- hay sogas, cuerdas, redes colgando de los barcos, de los mástiles y de las grúas. Parece un paisaje enmarañado, complejo, redefinido en cada trazo.
Sucede que uno describe desde lo que le provoca, desde las sensaciones; entonces dice por ejemplo: “cielo celeste alegre” o “parece un paisaje enmarañado, complejo”. Es difícil despegarse de la sensación para adecuarse a lo que sería mas simple: una descripción puntual de lo que se observa. Por ello no puedo evitar expresar a continuación lo que la obra me ha hecho pensar.
Lo primero que llamó mi atención es que, si bien el tema elegido por Quinquela puede ser conflictivo o evocar imágenes tristes (la vida del obrero en ese entonces, el cielo contaminado de humo, los galpones desprolijos, las grúas oxidadas) no es lo que transmite el cuadro. Los colores son tan intensos, es tan claro que hay un sol presente, que todo parece armonioso. El cuadro transmite una imagen feliz o al menos alegre. Y ello sin dejar de mostrar humo gris o gente trabajando duramente. Sin duda, Quinquela respeta el nombre del cuadro “Elevadores a pleno sol”
Ya hacia el final de la observación –aproximadamente una hora- sentí que estaba viendo la misma escena que el autor desde su ventana. El cuadro es rectangular, la tela y lo que muestra parecen terminar en donde el marco de la ventana no permite ver más. La posición de la composición es desde cierta altura, pues se puede ver parte de los pisos de los dos barcos que están más cercanos. Si el objetivo de Quinquela fue permitirme escudriñar desde su ventana como era la vida en La Boca por 1940 lo ha logrado; y cualquiera puede confirmarlo si hace una visita a su casa-museo. De allí quizás el subtítulo de la sala “Aproximación intimista a la realidad”.
Por último, aunque uno vea este cuadro a distancia, no hay dudas para mí de que se trata de La Boca... ¿Por qué? Por los colores, por los barcos y porque desde lejos uno también puede distinguir al pintor en su obra. El cuadro representa a La Boca, el cuadro representa a Quinquela y ambos están inscritos fuertemente en el arte social o neorrealismo que ha caracterizado a este artista.
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viernes, 10 de octubre de 2008
GRANDES ENTREVISTAS DE LA HISTORIA ARGENTINA – SYLVIA SAITTA Y LUIS ALBERTO ROMERO
Esta semana nos dedicaremos a lo que yo llamo lectura liviana, esa que te acompaña en el subte (metro), en el tren o en el colectivo durante el año. O por qué no, en la playa durante las vacaciones. Sostengo que no se puede leer de a un libro a la vez, por tanto, este es uno de esos ejemplares que componen la literatura que te hace llevadera las cosas mientras uno se rompe el marote tratando de entender a Laclau. Desde ya, por ser literatura que “acompaña” no deja de ser interesante.
“Grandes Entrevistas de la Historia Argentina”, llegó a mí en librería Hernández. Me encontraba algún día recorriendo las librerías de Av. Corrientes, en Buenos Aires, a la búsqueda de algo relacionado con Manuel Gálvez (http://www.pensamientonacional.com.ar/contenedor.php?idpg=bio_galvez.html) Resulta que me había empecinado en y con este escritor de principios del siglo XX casi olvidado en la literatura nacional de Argentina. No solo tuve que comprar algún libro de su autoría (al que dedicaré otra entrada en el blog) en formato “usado” sino que me resultaba muy difícil encontrar material que hablara sobre él. Por tanto cuando de repente se cruzó ante mis ojos este libro de Saítta / Romero- de quienes he leído más de un texto o publicación por separado en materia de historia de la cultura- simplemente se vino conmigo ¿Por qué? Desde ya cautivó mi atención que en su página 133 publicaran una entrevista a Manuel Gálvez realizada por Pedro Alcázar Civit en “El Hogar” allá en 1930.
Ese mismo año, terminé vacacionando por Brasil y el libro vino conmigo. Claro, ¡me lo leí con voracidad! Tenía entrevistas a Roca, Mansilla, Ingenieros, Uriburu, Walsh, Cortázar y unos cuantos etcéteras de nuestro último siglo. Su lectura no es solo interesante en la medida en que recrea el mundo de cada entrevistado y las preocupaciones del momento, sino que al tener una breve introducción al personaje y luego la reproducción de la entrevista original resulta muy ameno y de lectura ágil.
El trabajo de Saítta y Romero vale mil veces por su interesantísima selección y por permitirnos develar a través de este libro no solo las miradas puestas en juego por los entrevistados sino también entrevistados que han quedado desvirtuados y hasta olvidados por la historia. El libro nos propone además ver las técnicas de la entrevista, materia sobre la que desarrollan una interesante reflexión en el prólogo. Realmente es un libro bueno, de lectura sencilla y que nos invitada cada cinco o seis páginas a pararnos en una partecita de la historia nacional desde la palabra misma de sus actores a la vez que disfrutar del arte y oficio de importantes entrevistadores. Así que para los que se van a “hacer playa” a Brasil este año… les recomiendo irse muñidos de “Grandes entrevistas de la Historia Argentina”.
“Sin embargo, y desde sus comienzos, no se trataba solo de entrevistar a los grandes hombres. Como señala Eric Hobsbawmn, la entrevista, junto con la cámara fotográfica, fue uno de los instrumentos a partir de los cuales el hombre común fue más visible que nunca y pudo ser documentado “ Saítta – Romero, “Grandes Entrevistas de la Historia Argentina”, Ed. Punto de Lectura, 1998
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sábado, 4 de octubre de 2008
HARD TIMES – CHARLES DICKENS
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IDEAS PARA UN BLOG - Presentación
Resulta que disfruto –entre otras cosas- de dos actividades: leer y observar obras de arte. Durante mis años he leído libros sobre todo: teatro, novelas, teoría social, filosofía, política, comunicación, etc. Mas lee uno más pierde en términos de memoria lo que hace a esos libros (aclaración: que se los pierda en cuanto a memoria inmediata no significa que esas lecturas no pasen a ser parte del propio bagaje cultural). Por tanto me parece interesante escribir algunas ideas, reseñas, sensaciones o comentarios sobre los libros que han pasado por mí. En cuanto a los cuadros, he hecho algunos ejercicios de descripción que me permitieron educar no solo la mirada sino también afilar la percepción. Desde ya, ambas propuestas están completamente despojadas de pretensiones especialistas o sistemáticas; se acercan mucho más al amateurismo y a la improvisación.
Planteados mis objetivos, solo resta invitarlos a leer, a comentar, a debatir y a publicar conmigo tratando de brindarnos un espacio no solo de producción colectiva sino también de recreación.
Cariños,
Aldana H