miércoles, 11 de noviembre de 2009

LA DUQUESA DE LANGEAIS – Honoré de Balzac

Hay algunos escritores –pocos quizás- que jamás nos defraudan; sabemos que si tomamos un libro de ellos seguro nos gustará y acudimos a ellos cuando necesitamos regular las ganas de experimentar con nuevas lecturas. Para mi representan un “volver a casa”, a la lectura que discurre placentera, que nos infunde sensaciones, que nos invita a pensar en algunas cosas muy básicas del ser humano y de la sociedad: Balzac es para mí uno de esos adorados escritores y quizás es por ello que escribo poco sobre él a pesar de haberle dedicado muchas horas de lectura de sus obras, horas de librería en búsqueda de obras de él o sobre él, horas de internet buscando información y mayor comprensión, horas de caminatas por París buscando la Maisón Balzac.

La Duquesa de Langeais es en esencia una historia de amor: nos encontramos con el General Armand de Montriveau, un hombre reconocido en la sociedad parisina por sus aventuras en áfrica y que parece no conocer mucho de los juegos sociales y sus apariencias; y por otro lado Antoinette, casada con el duque de Langeais, que disfruta de su vida social, de tener tras de sí muchos galanes y de jugar con ellos a su antojo. Si bien podemos imaginar qué sucesos puede deparar el encuentro de estas dos personas, la forma en que se suceden los hechos en la novela y su final no desconciertan pero sí atrapan.

La Duquesa de Langeais forma parte de “la Historia de los Trece” junto a Ferragnus, Jefe de los devoradores” y “la Muchacha de los ojos de oro”; esta trilogía es escrita por Balzac antes de su inspirador proyecto de la Comedia Humana. Sin embargo las incluirá luego. Al fin y al cabo, estas historias nos presentan verborrágicas páginas donde se describe a la sociedad del momento con un tono por demás crítico. La novela que nos toca (del año 1836), parece empecinada en mostrarnos a Paris y su aristocracia como un suceso en decadencia, donde ya los brillos no tiene razón, donde las clases altas no saben adaptarse inteligentemente a los tiempos que corren ni manejar el poder, donde la burguesía adquiere su peso… donde sin más… que lo que se vive es un restauración mímica de lo que fue alguna vez la sociedad parisina pre-revolución de 1789. Cuando se trata de describir cómo es una sociedad, cómo se comportan sus personajes destacados y cuáles son sus hábitos indefectiblemente se incluye una dimensión política. Y en este sentido el narrador no escatima en explayarse en cómo ve el nuevo sistema de gobierno, en qué rol debe tener el pueblo y la aristocracia en este juego político; y en señalar agudamente el devenir de la historia, usando a todos los personajes inteligentemente. 

Curiosamente, Balzac solía escribir en soledad por unas quince horas diarias. Su casa alquilada bajo otro nombre (nuestro escritor vivió casi toda su vida endeudado) en el barrio Chaillot http://www.ciudadluz.net/escri/balzac.htm , que hoy es un museo, trata de reflejar su forma de trabajo. Simplemente uno se pregunta de dónde sacaba tanta información para escribir su Comedia Humana. La duquesa de Langeais no parece escaparse a la dinámica de la relación que mantuvo el propio Balzac con Ewelina Hańska, una condesa de origen polaco… Pero eso es solo suposición mía. 

http://es.wikipedia.org/wiki/Honor%C3%A9_de_Balzac

“En lugar de mostrarse protector como un grande, el faubourg Saint-Gemain fue ávido como un advenedizo. Desde el día en que se le demostró a la nación más inteligente del mundo que la nobleza restaurada organizaba el poder y el presupuesto a beneficio propio, desde ese día, quedó mortalmente enferma. Quería ser una aristocracia cuando no podía ser más que una oligarquía, dos sistemas bien diferentes…” Capítulo I:48
La duquesa de Langeais, Honoré de Balzac. Editorial Losada, Buenos Aires, 2009. 

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